El perdón y la paz
En una reunión de líderes eclesiales representantes de una variedad de denominaciones, el presidente, que facilitaba el tiempo de debate, preguntó al grupo: "¿qué le dirían a alguien que se acercara a preguntar como me convierto en creyente?" Las respuestas fueron diversas y, a veces, controvertidas, pero la que prevaleció fue: "el evangelio." Un evangelio que muestra la vida de Jesús en la tierra, pura y sin pecado. Que murió en una cruz y resucitó tres días después. Este es el poder de Dios para nuestra salvación. Un poder que tiene implicaciones en todos los ámbitos de nuestra vida.
El pasaje de hoy es un estímulo increíblemente práctico y poderoso para todos nosotros para aplicar las buenas nuevas de Jesús en cada área de nuestra vida. Pablo ha compartido como esta comunidad de Colosas está fundada y moldeada por Cristo y no por ninguna línea divisoria. Nuestra identidad es la de hermanos y hermanas de Jesucristo. Pablo dice que la Iglesia es el pueblo elegido por Dios y que, de hecho, es santa y amada. Aquellos que se han rendido completamente al señorío de Cristo son el objetivo supremo de su afecto y son liberados por su obra de salvación.
" Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, mansedumbre y paciencia. Sean mutuamente tolerantes. Si alguno tiene una queja contra otro, perdónense de la manera que Cristo los perdonó." (Colosenses 3:12-13).
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