Un susurro de provisión

  ¿Alguna vez has enfrentado una situación imposible, una en la que parecía no haber salida? La presión aumenta, ves a la derrota frente a ti y te preguntas: ¿Dónde está Dios en todo esto?

 George Muller conocía muy bien esa sensación. Este pastor del siglo XIX dirigía un orfanato en Inglaterra y confiaba plenamente en Dios para la provisión de los niños bajo su cuidado. Un día, descubrió que no quedaba comida para los 300 huérfanos. No había suministros ni esperanza aparente.

  Pero en lugar de desesperarse, Muller confió en Dios. Hizo que los niños se sentaran a la mesa y, aun sin alimento, oraron y dieron gracias por la comida que todavía no tenían.

  Momentos después, alguien llamó a la puerta. Era un panadero que dijo: "No pude dormir anoche. Sentí que debía hornear pan para ustedes."

 Poco después, llegó un lechero. Su carro se había averiado justo frente al orfanato y, para no desperdiciar la leche, decidió donarla a los niños.

 Como puedes ver, Dios proveyó en el momento justo.

 En el pasaje de hoy, Abraham también enfrentaba lo imposible. Dios le había pedido que sacrificara a su único hijo, Isaac. Con el corazón cargado de incertidumbre, Abraham obedeció. Y en el último instante, Dios proveyó milagrosamente: un carnero atrapado en un arbusto. Conmovido por su fidelidad, Abraham nombró aquel lugar con una declaración de confianza: "El Señor provee."

  " A ese lugar Abraham le puso por nombre El Señor proveerá. Por eso es que aún hoy se dice: En un monte el Señor proveerá. " (Génesis 22:14).

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