La confesión conduce al cambio
Como creyentes, se nos instruye repetidamente a experimentar el gozo del Señor y esto solo se puede encontrar pasando tiempo en la presencia de Dios, pero a veces, la vida puede ser díficil y las decepciones nunca faltan.
Muchas veces nos hemos sentido culpables por no disfrutar los bienes celestiales del gozo y la fe, o de creer de que no somos fieles seguidores de Cristo. Es como lo que un predicador dijo una vez: "La circunstancias son como un colchón, para sobrevivir, debes estar encima de él, no dejar que el colchón esté encima de ti." Aunque es cierto que no estamos destinados a vivir bajo nuestras circunstancias, somos llamados a vivir bajo las alas de Dios, sin embargo, no es fácil conseguirlo.
La culpa y verguenza internas provocan que no deseemos compartir con nadie nuestro dolor y circunstancias por miedo a ser juzgados, ridiculizados o anulados. Por eso, ocultamos cualquier dolor, guardando las apariencias. Esto hace que nos olvidemos de que todos tenemos pecado, aun así, la esperanza del pasaje de hoy es que podemos relacionarnos con los demás, confesar nuestros pecados y tener la confianza de que Cristo se encontrará con nosotros y nos perdonará, gracias a su muerte expiatoria en la cruz.
Santiago escribe, en el versículo 16 del pasaje de hoy: " .... confiésense unos a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean sanados." Cuando compartimos nuestras luchas o llevamos nuestro quebranto ante los demás en un entorno seguro y de confianza, aunque no sea fácil, se facilitan los avances en nuestra vida. Los ciclos paralizantes se interrumpen. Cuando nos confesamos los unos a los otros, creamos un vínculo común que se estableció en la cruz. Nuestras divisiones se desvanecen y lo que nos une pasa a ser más importante que los asuntos que nos dividen.
¿ Con quién aparece Jesús con más frecuencia en la Escritura? Con los más pequeños, los últimos y los perdidos, los quebrantados, los pecadores y los que aún no han descubierto la realidad del poder sanador del Mesías. ¿Es importante la obediencia y la resistencia al pecado? Absolutamente. Pero es a través de la práctica de la confesión que abrimos espacio para que se produzca la transformación y la sanidad.
Dar un paso de fe, con el riesgo que eso implica, se sustituye por la experiencia de la verdadera libertad y el poder de la resurrección de Cristo en nuestra vida. Podemos confiar en que, al confesar nuestros pecados, Cristo nos perdonará y renovará nuestra confianza para creer y ser sanados.
Recuerda esta semana: MIra de reojo a tus circunstancias, pero fija tu mirada en Dios. Lo que crees que te descalifica son los mismos ingredientes que Dios utiliza para su receta redentora de combinar todas las cosas para tu bien, mientras te rindes y vienes a su encuentro.
" Confiesen sus pecados unos a otros, y oren unos por otros, para que sean sanados. La oración del justo es muy poderosa y efectiva. " (Santiago 5:16).
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