Un salmo de David

 Todos los días nos enfrentamos a decisiones que determinan cómo y con quién pasamos nuestro tiempo y si no lo priorizamos intencionalmente, muchas otras personas estarían encantadas de llenar nuestra agenda a su antojo. Esta presión puede hacernos sentir perseguidos por los asuntos agregados forzosamente en nuestra planificación diaria, o tentados a dejar de lado nuestras relaciones más importantes.

 En el salmo de hoy, el autor, David, se encontraba perseguido, probablemente huyendo de Saúl, mientras escribía estas palabras. En ocasiones, David escapaba poco de su perseguidor y, otras veces, se escondía en el desierto.

 Más adelante en los versículos 14 y 15 del salmo de hoy, David declara: Pero yo, Señor, confío en ti; yo he dicho: "¡Tú eres mi Dios!" Mi vida está en tus manos. David comprendió que su vida estaba en las manos de Dios, y que Dios lo libraría de sus enemigos, y de todos los que lo perseguían.

 Ciertamente, hoy no nos escondemos en el desierto, tratando de escapar de nuestros enemigos. Sin embargo, hay momentos en los que, efectivamente, nos sentimos presionados y perseguidos por quienes quieren que pasemos nuestro tiempo como ellos desean, o por esos proyectos en fila de espera que reclaman nuestra atención.

  Nuestra confianza debe estar en el Señor como el salmista David lo declara en este salmo. Sólo así podemos enfrentar las situaciones de la vida.

  " Señor, yo confío en ti; no permitas que nunca sea yo avergonzado.¡ Ponme a salvo, pues tú eres justo!" (Salmo 31:1). 

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