Deja de preocuparte mientras esperas

   Todos hemos conducido o hemos estado dentro de un vehículo que sigue un sistema GPS. Podemos estar conduciendo por un largo tramo de la carretera y el GPS permanece en silencio durante kilómetros. Si estamos en una zona desconocida, este silencio puede resultar desconcertante; anhelamos que el GPS nos de la seguridad de que estamos en el camino correcto. Pero, todo lo que tenemos para guiarnos y avanzar es la última instrucción que recibimos del sistema de ubicación.

 Solo cuando estamos a punto de acercarnos a un giro de la carretera, nuestro GPS se comunica con nosotros, para darnos alguna dirección, un aviso o notificarnos un cambio con pocos kilómetros de antelación. A medida que nos acercamos al desvío o al cruce, el GPS comunica sus instrucciones de forma clara, constante y repetida.

  Del mismo modo, cuando Dios parece estar en silencio durante períodos prolongados en una temporada particular de nuestra vida, podemos concluir que el mejor curso de acción es permanecer activos, no pasivos, avanzando y permaneciendo fieles de acuerdo a la última instrucción, consejo o revelación dada. No retrocedemos, ni tomamos decisiones drásticas, ni cambiamos de rumbo a causa del silencio.

  En el pasaje de hoy, el profeta Habacuc le pregunta a Dios por qué guarda silencio. Le dice: "¿Hasta cuando, Señor he de pedirte ayuda sin que tú me escuches?" (Versículo 2). Dios no se siente amenazado, intimidado o abrumado por la queja de Habacuc. Por el contrario, él honra su honestidad, dándole una respuesta llena de esperanza. Dios le dice: "Estoy por hacer en estos días cosas tan sorprendentes que no las creerán aunque alguien se las explique."

  "¿Hasta cuándo, Señor, te llamaré y no me harás caso? ¿Hasta cuándo clamaré a ti por causa de la violencia, y no vendrás a salvarnos?" (Habacuc 1:2).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

María, un ejemplo de obediencia

La generosidad

Poderoso para guardarte