Raíces profundas

   ¿Te gustan las sorpresas? A algunos les divierte, pero a otros les aterra. Sin embargo, la vida no nos da opción para decidir. Puede atraparnos desprevenidos y hacernos sentir expuestos y acorralados. En esos momentos, recordamos lo desesperadamente que necesitamos a Dios y lo mucho que dependemos de él.

 Tales situaciones no son obstáculos, sino oportunidades para fortalecer nuestras raíces y ayudarlas a profundizar. Nuestra fe no siempre necesita ser más grande, a veces tiene que hacerse más profunda. Esto es lo que Jeremías intenta decirle al pueblo de Israel en los versículos 7 y 8 del pasaje de hoy: "Bendito el hombre que confía en el Señor y pone su confianza en él. Será como un árbol plantado junto al agua, que extiende sus raíces hacia la corriente... "

  Pero, ¿cómo desarrollamos áreas raíces profundas en nuestra vida? 

 Hacemos crecer estas raíces de la misma manera que una planta o un árbol produce las suyas. Sólo confiando en el Señor podemos crecer cada día en Él y ser como las plantas para llegar a dar fruto y así dar a conocer a Dios a otros.

  " Pero bendito el hombre que confía en mí, que soy el Señor, y que en mí pone su confianza. Ese hombre es como un árbol plantado junto a los arroyos; echa sus raíces junto a las corrientes, y no se da cuenta de cuándo llega el calor; sus hojas siempre están verdes, y en los años de sequía no se marchita ni deja de dar fruto." (Jeremías 17:7-8).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

María, un ejemplo de obediencia

La generosidad

Poderoso para guardarte