Destinados para una boda

     En esta ocasión quiero hablar de un tema importante que está en la Biblia y es acerca de que Dios desea tener comunión con nosotros. Los teólogos al descrifrar el misterio de la Encarnación se hicieron la pregunta de qué hubiera pasado si Adán y Eva no hubieran pecado y concluyeron que de todas maneras Cristo hubiera venido a la tierra porque Dios desea estar cerca de nosotros. Se preguntaron: ¿Dios habría enviado a Cristo a la tierra aún si el ser humano no pecaba?  Un factor clave en este pensamiento fue que Cristo vino a la tierra para conseguir una novia. Juan el Bautista así concibió el rol de Jesús (Juan 3:22-30), y Jesús mismo describió su misión en estos términos (Marcos 2:18-20). Para ellos, la verdadera filosofía de la historia humana es nupcial. Las últimas escenas del libro de  Apocalipsis confirman esta tesis  (caps. 18-22). Los que creen en Cristo están destinados a un lugar con Él en el trono de Dios, donde se sentarán como la desposada del Señor. ¡Qué llamamiento!

 Si realmente compréndieramos esta verdad, descubriríamos que de ella fluye una influencia santificadora que purifica toda nuestra existencia. Nos forzaría a percibir que nuestra sexualidad es una párabola de las cosas divinas. El matrimonio llegaría a ser una preparación para nuestro destino final. Y la salvación se inferiría en el orden de darse en vez de considerarla como algo que recibimos. Nos encontraríamos buscando a una Persona , no a las cosas. 

"Entonces se me acercó uno de los siete ángeles que tenían las siete copas de las siete plagas finales, y me dijo: Ven acá, voy a mostrarte a la novia, a la esposa del Cordero." (Apocalipsis 21:9).

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