La intimidad de la Trinidad

    ¿Es posible que lo que el Padre tiene con el Hijo lo desea tener también con nosotros? La doctrina de la Trinidad es un fundamento de nuestra creencia en una religión amorosa - tres Personas en una, que se aman y entregan la una a la otra. En el comienzo absoluto, cuando no había otro ser aparte de Dios, no era uno solo; era Dios en amor -Padre, Hijo y Espíritu Santo. Observa la intimidad de su relación del uno con el otro. Jesús expresó de su Padre: "De cierto, de cierto les digo: El Hijo no puede hacer nada por sí mismo, sino lo que ve que el Padre hace... Esta enseñanza no es mía, sino de aquel que me envió... Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciera." (Juan 5:19; 7:16; 17:4).                  O escucha la palabra del Padre acerca de su Hijo: "Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco." (Mateo 3:17). O presta atención a lo que asegura del Espíritu: "Pero cuando venga el Espíritu de verdad,...porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oiga... por eso dije que tomará de lo mío, y se lo dará a conocer a ustedes. "(Juan 16:13,15).

Hay una confianza absoluta y una interdependencia entre las tres personas de la Trinidad. Viven para ensalzar a los otros miembros de la confraternidad divina. Esto es lo que Dios anhela de nosotros: quiere que nuestras acciones estén de acuerdo a la iniciativa suya para que lo honremos. Somos sus hijos amados, y debemos sacar de lo que oímos en la comunión con Él y ofrecérselo al mundo. ¿Es probable permanecer en tal unión con Él? Las Escrituras afirman con claridad que no sólo es factible sino que es la condición para la cual fuimos creados.

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