Un tábernaculo en medio de ti

  Dios siempre ha querido morar en medio de Su pueblo y cuando el pueblo de Israel estuvo en medio del desierto él le mandó a Moisés construir un tabernáculo para morar en medio de ellos. Así el día de hoy Dios quiere habitar en nuestro corazón para vivir en medio de nosotros. Nosotros somos ahora el templo del Espíritu Santo y Dios no habita en templos hechos por el ser humano. Debemos que Dios es el dueño de todo y a Él le pertenecen todas las cosas. Por lo tanto, somos administradores de la gracia de Dios y todo lo que tenemos es por Él y para Él. Los últimos dieciséis capítulos del libro de Éxodo tratan sobre la construcción del tabernáculo - un santuario en el cual Dios podría morar. Los hebreos iban a ser el pueblo de Yahweh, y el Señor anhelaba venir y habitar en medio de ellos porque los amaba. La posición de Dios debe ser el centro de nuestra vida social cotidiana- en realidad, de nuestra existencia. El elemento clave en la auténtica vivencia cristiana es una experiencia diaria de adoración al Señor como nuestro eje.

" ¡Del Señor son la tierra y su plenitud! ¡Del Señor son el mundo y sus habitantes! ¡El Señor afirmó la tierra sobre los mares!¡El Señor la estableció sobre los ríos! ¿Quién merece subir al monte del Señor? ¿Quién merece llegar a su santuario? Sólo quien tiene limpias las manos y puro el corazón; sólo quien no invoca a los ídolos ni hace juramentos a dioses falsos." (Salmo 24:1-4).

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