Mi guía y mi proveedor

  Cuando llegamos a conocer a Cristo, nos damos cuenta que no estamos solos. Él nos acompaña y ha prometido estar con nosotros siempre y así como Él estuvo con sus discípulos en la barca, así estará con nosotros todo el tiempo. Él es nuestro Buen Pastor y quiere dirigir nuestras vidas a través de Su Palabra para vivir una vida mejor. Su presencia se hace más consciente a medida que nosotros le conocemos. Nuestra conciencia va adquiriendo mejor entendimiento al sentir la presencia de Cristo y así cada día tenemos seguridad en Él. Él liberó a sus discípulos de sus temores en la barca y lo mismo hace con nosotros el día de hoy cuando nos convertimos.

 Él no nada más está ahí con nosotros, sino que obra en nosotros y a través de nosotros en cada una de nuestras circunstancias. Debe haber evidencias en la vida de nosotros los cristianos en quienes Cristo vive. Debemos ser capaces para percibir la presencia del Cristo resucitado. Cuando Israel seguía a Yahweh, había pruebas del liderazgo de Dios en sus vidas. De igual forma, cuando Jesús invitó a los suyos a creer en Él, fueron apartados del mundo por ese vínculo primario con Él. Ésta es la esencia de la experiencia cristiana: Cuando nos centramos en Jesús, vamos haciendo a un lado nuestros deseos, planes y determinaciones. Oímos el llamado del Señor, y lo seguimos. Entonces sus propósitos llegan a ser los nuestros.

" Aunque yo deba pasar por el valle más sombrío, no temo sufrir daño alguno porque tú estás conmigo; con tu vara de pastor me infundes nuevo aliento." (Salmo 23:4).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La quinta sinfonía de la fe

El Dios que te restaura

El Espíritu Santo da testimonio