El antídoto para la ansiedad

        La preocupación es una reacción natural frente al futuro, responsabilidades y expectativas de la vida. Sin embargo, cuando esta emoción se sobrepasa surge un problema mayor llamado ansiedad. Esta preocupación excesiva nos alerta anticipadamente generando sentimientos de angustia, desesperación o dolor, y llena nuestra mente de pensamientos intrusivos. De hecho, la ansiedad también afecta nuestra salud física.


    Según estudios recientes, alrededor del 18% de la población mundial sufre trastornos de ansiedad caracterizados por generar tensión, miedo, malestar, y a veces hasta taquicardias, sudoración excesiva, temblores, tensión muscular y dolor de cabeza.


   Como creyentes, no estamos exentos de sentir preocupación, y sí, también somos propensos a caer en la trampa de la ansiedad. Por ello, es crucial saber cómo manejar la ansiedad y recordar lo que Dios nos enseña sobre confiar en él como el antídoto para la ansiedad. 

 En el pasaje de hoy, el apóstol Pedro nos exhorta a depositar todo nuestra ansiedad en el Señor, porque él cuida de nosotros. No dice que "cuidó de nosotros en el pasado" sino que lo sigue haciendo el día de hoy. Es el mismo Dios de ayer, hoy y siempre. Sólo hay que confiar en Él.

"  Descarguen en él todas sus angustias, porque él tiene cuidado de ustedes. " (1 Pedro 5:7).

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