El poder del servicio

     A lo largo de esta semana hemos reflexionado acerca de los milagros de Jesús y cómo estos nos revelan los grandes planes redentores de Dios. Al estudiar los milagros de Cristo, hemos tenido un encuentro con el Dios que nos ama, nos provee y nos salva. 

 Hoy contemplamos al Dios que sirve. Que el rey de la creación se convierta en siervo es quizá el milagro más inesperado de todos. 

 Aunque no hay un milagro evidente como en los pasajes de días anteriores, el pasaje de hoy, que se desarrolla durante la última cena, una de las frases de Jesús resulta extraordinaria: "... estoy entre ustedes como uno que sirve."

 Es un asombroso revés para nuestros sistemas humanos de orden y jerarquía. Jesús, Señor de todo, en el umbral de la cruz, horas antes de su arresto en Getsemaní, se declara siervo. El más grande se hace el más pequeño. En ese momento, todos los demás milagros se replantean. Nuestra perspectiva cambia. Nos damos cuenta de que el poder sobrenatural de Jesús nunca se empleó para impresionarnos, empequeñecernos o asustarnos. Fue canalizado para servirnos. Los milagros de Cristo fueron una expresión de su amor, fueron vehículos para ayudarnos a conocerlo: Invitaciones para relacionarnos y no trucos de magia celestial.

 Cabe recalcar, los milagros de Jesús fueron para servir. Este es un pensamiento sobrecogedor que ilumina el mensaje del evangelio: Todo lo que hizo Jesús fue motivado por su amor. 

¿ Cómo podemos responder al ejemplo de servicio de Jesús? La respuesta es sencilla, siguiendo sus pasos. 

 Servir a los demás es uno de los milagros del reino de Dios en los que podemos participar activamente. Impacta nuestra cultura individualista y nos transforma en el proceso. Si alguna vez sientes que no tienes nada que dar, piénsalo otra vez. Siempre hay que dar. Al ayudar a los demás, compartes a Cristo con ellos. Él es el regalo más precioso que puedes ofrecer.

  El milagro del servicio es aún más profundo. En Mateo 25:37.40 Jesús habla acerca de ayudar y servir a los más necesitados como si nosotros lo hicieramos por amor a Él.

 Recuerda, el mayor debe comportarse como el menor, y el que manda como el que sirve. Hoy hemos podido aprender del mayor ejemplo de servicio que ha existido, Jesús. A través de su vida entendemos que si te entregas a los demás, sirves a Dios mismo.

El servicio es una línea directa con Jesús y una forma profunda de adoración.

" Pero Jesús les dijo: Los reyes de las naciones se enseñorean de ellas, y los que tienen autoridad sobre ellas son llamados benefactores; pero entre ustedes no debe ser así, sino que el mayor entre ustedes tiene que hacerse como el menor; y el que manda tiene que actuar como el que sirve. Porque, ¿quién es mayor? ¿El que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿Acaso no es el que se sienta a la mesa? Sin embargo, yo estoy entre ustedes como el que sirve." (Lucas 22:25-27).

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