Jehová Jireh, el Dios que provee

     Después de años de espera, Abraham y Sara finalmente recibieron a su amado hijo, Isaac, como el cumplimiento de la promesa de Dios. Abraham siguió de cerca el crecimiento y desarrollo de Isaac, encontrando alegría y deleite en cada etapa de su vida. Sin embargo, un día, Dios le pidió a Abraham que hiciera algo inimaginable: debía ir al monte Moriah y ofrecer a su hijo como sacrificio a Dios.

  Es tan díficil imaginar lo que Abraham sintió en ese momento. Él había esperado durante tanto tiempo a su amado hijo, y ahora Dios le pedía que lo entregara.

 ¿ Qué habrías hecho tú en su lugar? La experiencia de Abraham nos hace reflexionar sobre cómo manejamos las bendiciones que recibimos de Dios. ¿Estaríamos dispuestos a sacrificar todo por nuestro amor hacia él? Abraham lo hizo, y obedeció, llevando a Isaac con determinación a cumplir la voluntad de Dios. 

  Pero aquí está lo asombroso: A pesar de la difícil prueba, la fe de Abraham en el amor y la fidelidad de Dios permaneció intacta. Mientras caminaban hacia el lugar del sacrificio, Abraham confiadamente declaró: " Dios proveerá el cordero para el holocausto."

  Este acto de fe nos ofrece una valiosa lección. Nos recuerda que, incluso en los momentos más desafiantes, debemos perseverar, confiando en que Dios es perfecto, tiene el control y lo que él ha prometido, él lo cumplirá. 

  Imagina esta escena: Al llegar a la cima del monte, Abraham se prepara para hacer el sacrificio. Pone a su hijo sobre el altar, y justo cuando estaba a punto de sacrificar a su hijo... el ángel del Señor lo detuvo. ¿Puedes imaginar los nervios, la tensión, el temor?

 Esta prueba demostró que Abraham temía y amaba a Dios sobre todas las cosas, él era un hombre que confiaba en Jehová Jireh. En ese momento, vio un carnero atrapado por los cuernos en un arbusto cercano. Entonces Abraham sacrificó el carnero como ofrenda a Dios y llamó a ese lugar "Jehová proveerá." 

 El nombre "Jehová Jireh" nos muestra que Dios tiene el control de todas las cosas. Cada evento en la historia está bajo su poder. Esto significa que recibimos bendiciones, cuidado, protección y apoyo de Dios en todo momento, incluso cuando no nos damos cuenta de ello. Dios está presente, obrando siempre en nuestro favor. 

 Por tanto, Dios tiene el control de cada área de nuestra vida, cada situación por la que pasamos tiene un propósito en el plan de Dios. En esta lección aprendemos con la vida de Abraham, quien experimentó la soberanía de Dios desde su llamado inicial, en cada etapa de su peregrinaje, con cada desafío, hasta con Isaac.

  Si reflexionamos sobre nuestra vida y recordamos las innumerables veces que el Señor nos ha bendecido, es evidente que podemos ver su mano en cada victoria, en la provisión y en cada desafío superado. En todo ello, "Jehová Jireh", nuestro Dios proveedor, ha estado a cargo.

 Por encima de todo, la historia de Abraham e Isaac apunta a un propósito mucho más trascendental. Dios envió a su Hijo como el Cordero de Dios que quita el pecado el mundo. Cristo se entregó de manera amorosa y voluntaria en la cruz en nuestro lugar. En ese acto redentor, Dios nos liberó del pasado, realizando un hermoso trueque: nuestros pecados y transgresiones por la justicia y la obediencia de Cristo.

 Fuimos lavados por su preciosa sangre, perdonados por su amor incondicional y salvados por su inmensa gracia. Aunque merecíamos la muerte, el Cordero fue provisto para sufrir en nuestro lugar y asegurarnos la vida eterna. ¡Alabado sea Dios por este inmenso regalo!

" A ese lugar Abraham le puso por nombre: El Señor proveerá. Por eso es que aún hoy se dice: En un monte el Señor proveerá. " (Génesis 22:14).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La quinta sinfonía de la fe

El Dios que te restaura

El Espíritu Santo da testimonio