Sara y la alegría de lo inesperado

      El reino de Dios está lleno de maravillas sin fin, incluso hay algunas que sobrepasan nuestra imaginación. Pensemos en el caso de Sara por un momento. Ella ya estaba en la tercera edad cuando Dios le prometió un hijo.


    Saray se emocionó, organizó su tienda para la llegada de su bebé y adquirió ropa de maternidad, pero su hijo no llegaba. Catorce años después, Abram ya casi con 100 años y Saray con noventa, levantaron la mirada para contemplar por largo rato un cielo silencioso. Entonces, Dios los visita y les dice que es hora de elegir el nombre para su hijo.

  

¿Cómo reaccionarías tú si recibieras una noticia como esa? Abram y Saray tienen la misma respuesta: risas. Se ríen, en parte , porque a esas alturas era imposible  que Saray pudiera quedar embarazada y, por otro lado, porque, a pesar de todo, la esperanza había resurgido. Se ríen porque habían perdido la ilusión, pero cuando nace de nuevo es gracioso y absurdo antes de tornarse de real. Se ríen por la locura que es todo esto. Abram mira a Saray y ninguno de los dos puede creerlo y cuando ella escucha la noticia, se le escapa una carcajada antes que pudiera contenerla. Se ríen porque eso es lo que se hace cuando alguien dice que va a pasar algo imposible.

 " ¿Acaso hay para Dios algo que sea díficil? En el momento indicado volveré a ti, y conforme al tiempo de gestación Sara tendrá un hijo. " (Génesis 18:14).

Comentarios

Entradas más populares de este blog

La quinta sinfonía de la fe

El Dios que te restaura

El Espíritu Santo da testimonio