Un encuentro con el Creador

   Esta semana, hemos observado los milagros de Jesús y hemos observado como revelan sus propósitos redentores. El viaje continúa hoy. 

 Los silencios de Dios no son fáciles de sobrellevar. Esto les ocurrió a los discípulos cuando se enfrentaron a una tormenta, el pánico se apoderó de ellos. A pesar de todo lo que sabían sobre Jesús, se precipitaron directamente al peor escenario. "¡Nos vamos a ahogar!"En medio de la tormenta, olvidaron quién estaba con ellos. Esto también nos pasa con frecuencia a nosotros.

 Pero presta atención a la respuesta de Jesús: Él se levantó, y en un instante, transformó toda la escena: De las olas, el viento y el caos, Jesús trajo paz, serenidad y calma. De un momento a otro, todo cambió. Jesús tenía el control, de hecho, nunca había dejado de tenerlo. Mientras el agua se asentaba, la naturaleza de Cristo resplandecía. El rey de la creación estaba ahí y los vientos y el mar le obedecían.

 Al igual que otros milagros de Cristo, este relato sirve de motivo. El control de Dios sobre la naturaleza señala una gran verdad, Jesús y su dominio sobre la muerte. En el lago, Jesús se despertó y calmó la tormenta terrenal. En la cruz, se levantó y calmó la tormenta espiritual, reprendiendo al enemigo y devolviéndonos la paz. Este es otro sensacional recordatorio de quién es Dios y de su poder sobrenatural.

 Gracias a la omnipotencia de Cristo, podemos sentirnos seguros. No importa lo que está sucediendo, no ha terminado hasta que Dios diga que ha terminado. Él tiene el control y su silencio no es lo mismo que su ausencia. En un instante, todo puede cambiar. 

¿En qué aspecto de tu vida sientes que Jesús está ausente?

 Quizás te parezca que Jesús esté dormido en tu barca o descansando en la tumba. Hoy, sin embargo, puedes renovar tu esperanza, pues la victoria se agita sobre la superficie. El Dios Todopoderoso está aquí. El viento y las olas le obedecen, incluso la muerte se somete a él. A pesar de su silencio, él sigue trabajando.

 Si te sientes estancado, recuerda el carácter de Dios. Jesús nunca deja nada sin terminar. Pablo escribió: " ... el que comenzó la buena obra en ustedes la irá perfeccionando hasta el día de Cristo Jesús. " (Filipenses 1:6). Si hoy sientes que tu barca tambalea, recuerda que Jesús está a bordo y no permitirá que te hundas. ¡Él siempre tiene el control! 

 " Los discípulos despertaron a Jesús y le dijeron:¡Maestro, Maestro, estamos por naufragar! Entonces Jesús despertó, reprendió al viento y a las olas, y éstas se sosegaron , y todo quedó en calma. Jesús les dijo: ¿Dónde esta la fe de ustedes? Pero ellos temerosos y asombrados, se decían unos a otros: ¿Quién es este, que hasta a los vientos y a las aguas les da órdenes, y lo obedecen?" (Lucas 8:24-25).

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