Abigail: la palabra tranquila que devuelve la ira

    Sin duda has escuchado el famoso dicho: " toda acción tiene una reacción." La premisa es que todo lo que hacemos acarrea consecuencias, si nuestras acciones son positivas, es probable que obtengamos resultados favorables. En contraposición, si nuestras acciones son perjudiciales, es probable que nos enfrentemos a consecuencias negativas. En esencia, cosechamos lo que sembramos. Aunque en la cultura popular este dicho pueda tener validez, la sabiduría bíblica nos insta a romper ese ciclo cuando se trata de acciones negativas. Imagina esto: una acción dañina desencadena una reacción negativa, que a su vez provoca otra acción negativa, y así sucesivamente, creando un ciclo interminable. Es fundamental interrumpir ese ciclo, de lo contrario, el resultado es un desastre.

 El pasaje de hoy nos relata la misma situación. Cuando David era perseguido por Saúl, se refugió en el desierto, cerca del monte Carmelo. En esa zona vivía un hombre llamado Nabal, un individuo adinerado que poseía una gran cantidad de ovejas. Mientras David y sus soldados se encontraban en esa área, ellos protegían a los animales y pastores de Nabal, garantizando que nadie se llevara una sola oveja.

 En cierta ocasión, David envió mensajeros a Nabal pidiendo algo de comida. Sin embargo, Nabal, respondió de manera completamente absurda y grosera ofendiendo a David, rechazando cualquier pedido de ayuda al futuro rey de Israel. Ante esta respuesta, David se enfureció y, sin pensarlo mucho, reunió a cuatrocientos hombres con la intención de vengarse y atacar a Nabal y a todos los que estuvieran con él.

¿Puedes notar el impacto de ciertas acciones? En este caso se evidencia la importancia de mantener la calma y el equilibrio en nuestras reacciones ante lo que acontece a nuestro alrededor. Tanto Nabal como David actuaron de manera imprudente: Nabal mostró egoísmo e ingratitud, mientras que David reaccionó de forma injusta y desproporcionada. No había motivo para que Nabal se negara a ayudar después de todo lo que habían hecho por él, y tampoco había justificación para que David decidiera atacarlo a él y a los demás por su negativa.

 En medio del caos total y con la tragedia a punto de desatarse, surge una figura crucial que cambiara el curso de la historia. Nabal estaba casado con Abigail, una mujer que la Biblia describe como sumamente hermosa e inteligente. Al enterarse del comportamiento insensato de su esposo, Abigail actuó con prontitud y se apresuró a encontrarse con David, llevándole comida para él y sus soldados.

 Además de llevar comida, Abigail también ofreció valiosos consejos al rey, señalando lo equivocada que ers su actitud al buscar hacer justicia por mano propia. Abigail se puso en el papel de ofensora, pidió perdón en nombre de su esposo y logró apaciguar la situación. Fue entonces cuando declaró: "¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel,que te ha enviado hoy a mi encuentro! ¡Y bendita seas tú por tu buen juicio, pues me has impedido derramar sangre y vengarme con mis propias manos!"

Los conflictos son inevitables, pero la clave está en aprender a manejarlos adecuadamente. Si actuamos de manera imprudente, solo avivamos las llamas y agrandamos el problema, pero si actuamos con sabiduría y según los principios bíblicos, promovemos la paz. Como nos enseña el libro de Proverbios: "La respuesta amable calma la ira, pero la agresiva provoca el enojo. "

 También es esencial buscar una conexión más profunda con el Señor para que nuestro corazón sea guiado por él, y así aprender a actuar y reaccionar en todas las situaciones. No podemos ser como Nabal, mostrando ingratitud e insultos, pero tampoco debemos ser vengativos e iracundos como David.  El Señor nos llama a vivr con templanza, bondad y amabilidad: estas son las características que definen a los verdaderos creyentes.

 En el desenlace de la historia, Nabal falleció. David fue coronado rey, y la sabiduría, mansedumbre y autodominio de Abigail la llevaron a convertirse en la esposa del rey. El Señor recompensa nuestra tranquilidad y sabiduría, por lo tanto, seamos prudentes y actuemos de acuerdo con la guía de nuestro Dios.

" David le dijo a Abigail: Bendito sea el Señor, Dios de Israel, que hoy te envía a mi encuentro. Y bendigo a Dios por ti y tu razonamiento, porque gracias a ellos me has impedido derramar sangre inocente y vengarme por mi propia mano. " (1 Samuel 23:32-33).

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