Convierte a Dios en protagonista

   En días anteriores hablamos sobre lo peligroso que resulta basar nuestra identidad en las opiniones y palabras de los demás. Si permitimos que nuestro valor esté determinado por lo que la gente piensa de nosotros será imposible vivir y tener una correcta y saludable identidad. En cambio, si creemos con todo nuestro corazón en la identidad que Dios nos da, viviremos como sus hijos amados y elegidos, seguros de quienes somos y libres para ser y hacer su voluntad.

 Vivir de acuerdo a lo que Dios dice de nosotros no siempre es una tarea fácil. Tal vez te preguntaras: ¿cómo podemos aprender a dar prioridad a su voz sin importar las opiniones de los demás? ¿Cómo basar nuestra identidad en Dios sin importar nada más?

 Hay una forma de hacerlo que nunca falla, tenemos que anclar nuestra vida en la palabra de Dios. Sin una base sólida, seremos arrastrados fácilmente por todo aquello que insiste en alejarnos de lo que Dios dice que somos.

  El pasaje de hoy habla precisamente del "temor al hombre". Y es que muchas veces, nuestro corazón está dominado por el deseo de agradar a otros y por el miedo que acarrea no conseguirlo. Lo peor es que esto suele afectar nuestra autoestima y nos encierra en un ciclo de ansiedad e inseguridad. Vivir buscando constantemente la aprobación de los demás, nos esclaviza a sus opiniones, y nos roba la capacidad de mirarnos como Dios nos ve. Pero no todo está perdido, Dios nos ofrece una forma de salir de esta trampa, un camino para encontrar la verdadera libertad en él. 

¿Te sientes atrapado por el temor de lo que los otros piensen sobre ti?

  Hay tres formas de liberarnos de la carga y el cansancio que implica someter nuestra paz a la opinión de los demás. 

 En primer lugar, tenemos que recordar diariamente lo que Cristo dice sobre nosotros, es decir, que somos amados, elegidos y aceptados. Para ello debemos mantener una comunicación diaria con Dios a través de la oración, adoración y la lectura de su palabra. Tenemos que cambiar nuestra perspectiva cada día y la Biblia es la herramienta principal para reorientarnos de nuevo hacia su amor. 

 En segundo lugar, es importante que nos reunamos con otros creyentes, ellos serán un impulso positivo para dejar atrás las concepciones equivocadas que hemos creído. Necesitamos ser animados en nuestro camino de fe y a la vez, recordar a otros la verdad de la palabra de Dios. Alentarnos a vivir mutuamente a vivir con valentía y confianza en Dios, afirmará nuestra identidad como sus hijos.

 Y en tercer lugar, tenemos que pedir a Dios que nos ayude a amar y a ver a los demás como él lo hace. Cuando vemos a las personas que nos rodean a través de sus ojos, dejamos de pensar en lo que ellos puedan creer de nosotros, para dar paso a un camino de libertad en el que podemos amar y bendecir a los demás, de la misma manera que hizo Jesús en nuestra vida. 

 Por último, si queremos liberarnos del temor, debemos dirigir nuestra atención y nuestras acciones a glorificar a Dios. Cuando él se engrandece en el escenario de nuestra vida y vuelve a tomar el protagonismo que le hemos quitado, todo lo demás se acomodará por sí solo. Como dice 1 Tesalonicenses 2:4: "... no tratamos de agradar a la gente, sino a Dios que examina nuestro corazón." 

 ¿Está hoy tu corazón dispuesto a glorificar a Dios? ¿Cómo podrías convertir a Dios en el protagonista de la historia que está escribiendo en ti?

 Enfoca tu atención en Dios y pídele que te libere de todo el temor y cansancio que has vivido por agradar a los demás. Deja que él sea el protagonista de tu vida y verás cómo todo cambiará.

 " El miedo a los hombres es una trampa, pero el que confía en el Señor es exaltado." (Proverbios 29:25).

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