Quién eres y de quién eres

    Vivir en la identidad que Dios nos ha dado es realmente un viaje en una montaña rusa espiritual. ¿Estás listo para esta jornada? Abróchate el cinturón porque nos aproximamos a una de las interrogantes más profundas de nuestra existencia: ¿Quién soy yo?

 Posiblemente no sea la primera vez que te preguntes ¿quién soy yo? De hecho, es una búsqueda común, es ese deseo intríseco de descubrir nuestra verdadera esencia.

 Saber quienes somos es un reto complejo. Nuestra mente alberga un sínfin de pensamientos que varían ampliamente. Cuando buscamos respuestas a nuestra identidad y al descubrirnos, encontramos un mosaico de palabras: duras en momentos, amables en otros, y a menudo teñidas de incertidumbre. Esta mezcla de sensaciones suele sorprendernos.

 Por tanto, descubrir quiénes somos no es tarea fácil. Es como armar un rompecabezas con piezas que están en todas partes como en nuestras experiencias, valores y creencias. Incluso quienes se conocen bien podrían necesitar un guía. Y el mejor guía se llama Jesús.

 El pastor Eugene Peterson escribe lo siguiente: " Mi identidad no inicia cuando empiezo a comprenderme a mí mismo. Hay algo antes de lo que pienso de mí mismo, y es lo que Dios piensa de mí."

 Esta es una verdad fundamental de hoy, pues quiere decir que tu identidad no empieza contigo sino con Dios. O, dicho de otra manera, saber quién eres empieza por saber de dónde eres.

 Esta fue la revelación de David en el pasaje de hoy. Él dice: ¡Te alabo porque soy una creación admirable! ¡Tus obras son maravillosas, y esto lo sé muy bien! Como puedes ver, David tenía un conocimiento completo de aquel que lo creó y entretejió.

 Vivimos en una sociedad relativista llena de "mi verdad" y "tu verdad." A veces podemos sentirnos perdidos como un barco sin ancla en medio de una tormenta y junto a todo el ruido cultural, no sabemos en qué creer, ni siquiera sobre nosotros mismos. Pero es a través de esa relación con Dios, que descubrimos una certeza única en nuestra identidad. Su percepción de nosotros es inmutable y absoluta, ya que él es el creador que nos formó con cuidado y propósito. En Dios encontramos un ancla sólida que nos conecta con nuestra verdadera esencia y nos guía hacia una comprensión más profunda de quiénes somos en su propósito divino.

 Para terminar, déjame decirte qué piensa Dios de ti: eres valioso, eres elegido, eres su obra maestra y eres profundamente amado.

 Y esto es sólo el principio. Profundizaremos mucho más en los próximos días.

 " Tú, Señor, diste forma a mis entrañas; ¡tú me formaste en el vientre de mi madre! Te alabo porque tus obras son formidables, porque todo lo que haces es maravilloso. ¡De esto estoy plenamente convencido! " (Salmo 139:13-14). 

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