Rajab: la fe que salva vidas

    A lo largo de esta semana nos sumergiremos en la vida de siete "personajes olvidados de la Biblia." Son considerados "olvidados" porque sus historias se entrelazan con los grandes eventos que Dios llevó a cabo en la historia de su pueblo. A pesar de no ser los protagonistas, su vida tiene mucho que enseñarnos sobre distintos aspectos de la vida cristiana.

 Hoy daremos inicio a esta jornada explorando la importancia de la fe para aquellos que sirven al Señor. A lo largo de la Biblia, Dios se presenta como un Dios de amor y bondad que extiende su favor a todos aquellos que acuden a él. A diferencia de los dioses de las mitologías paganas, el Señor no necesita nuestros favores, pues él es perfecto y no carece de nada. Su único requisito es la fe, como nos recuerda la carta a los Hebreos: " Sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que él existe, y que es galardonador de los que le buscan. " (11:6).

 Tener fe en Dios implica dos aspectos: una convicción interna y personal, que se refleja en nuestras actitudes y acciones diarias. No es suficiente afirmar que tenemos fe; tenemos que demostrarla mediante nuestro estilo de vida, y la Biblia nos ofrece un poderoso ejemplo de esta mentalidad. 

 Después de la muerte de Moisés, Josué lideró al pueblo de Israel hacia Canaán. Antes de la invasión, Josué envió espías para explorar la tierra. El rey de Jérico fue advertido y envió soldados a matar a estos espías. Sin embargo, los espías entraron en la casa de una mujer llamada Rajab, quién los escondió y los mantuvo a salvo hasta que los soldados se retiraron.

 Rajab compartió sus razones para ayudarlos. Sabía que Dios había dado la tierra a los israelitas y había escuchado sobre las maravillas que el Señor había dicho por ellos, desde la liberación de Egipto hasta su provisión en el desierto y todas las victorias obtenidas. Todo esto la convenció de que el verdadero Dios era el Dios de Israel, y selló su testimonio de fe con estas poderosas palabras: "Yo sé que el SEÑOR y Dios es Dios de dioses tanto en el cielo como en la tierra." 

¡ Qué maravilloso ejemplo nos brinda Rajab con su ferviente fe! Ella no solo creía en el poder de Dios, sino que actuó de acuerdo con esa convicción.

 ¿Te imaginas tener una fe tan firme que inspire acciones audaces como las de Rajab?

Conocer las maravillas de Dios nos acerca a su presencia y fortalece nuestra fe. Nuestro objetivo es acercarnos cada día más al Señor, por eso es crucial fortalecer nuestra fe. Necesitamos creer con todo nuestro corazón y tener la misma certeza que Rajab de que el Señor es Dios tanto en el cielo como en la tierra. Esto nos anima a continuar nuestro camino con esperanza, sabiendo que el mismo Dios que actuó en favor de Israel y alentó la fe de Rajab volviéndola victoriosa, también está en nuestro corazón guiando nuestra vida. 

 Cuando Josué invadió Jericó, Rajab y su familia se salvaron y se unieron al pueblo de Dios. Su fe aseguró la supervivencia de toda su familia. Pero eso no fue todo; con el tiempo, Rajab se casó con un israelita llamado Salmón, tuvieron un hijo llamado Booz, quién se casó con Rut la moabita, y fueron los abuelos del rey David, es decir, ellos fueron linaje directo de Jesús, el Salvador del mundo.

¡ Realmente la fe tiene un impacto duradero en nuestra vida y en las futuras generaciones!

 La fe de Rajab en el Dios verdadero le trajo muchas bendiciones. Y lo mismo nos espera a nosotros hoy: acercarnos al Señor con fe, creyendo que puede hacer grandes cosas en nuestra vida.

¡Qué inspirador es saber que nuestra fe puede ser la llave que abre las bendiciones que Dios tiene preparadas para cada uno de nosotros!

 " Yo sé que el Señor les ha dado esta tierra. Todos los habitantes del país les tienen miedo. Por causa de ustedes están tan atemorizados, que su ánimo está por los suelos. " (Josué 2:9).

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