Bendecidos sin medida

      Analicemos juntos el pasaje de hoy.

 Pablo comienza alabando y glorificando a Dios, diciendo: "que nos ha bendecido en las regiones celestiales con toda bendición espiritual." ¿Tienes idea de cuántas bendiciones tenemos cuando seguimos a Jesús? Son tantas que sería imposible contarlas, somos bendecidos sin medida. Sin embargo, hoy nos enfocaremos en las que Pablo hace referencia en el pasaje de hoy.

Abre tu corazón y permite que estas bendiciones hablen a lo más profundo de tu ser como promesas inalterables para tu vida:

 Eres escogido. Eres santo y sin mancha. Eres amado. Has sido adoptado en la familia de Dios. Eres un hijo de Dios. Eres redimido. Eres perdonado. Dios te ha colmado de gracia, sabiduría y entendimiento.

 Estos dones están en Cristo, lo que significa que sólo podemos vivirlos a través de él. Al ser hijos de Dios en unión con Jesús nos permite recibir muchas bendiciones.

 Hay un hermoso momento en el libro de Génesis cuando Dios hace la promesa de bendecir a Abraham; él le dice: "Mira al cielo y cuenta las estrellas, si es que puedes contarlas. " Luego, firmemente le promete: " Así será tu descendencia." 

 El único deseo de Abraham en aquel momento era tener un hijo. Pero Dios fue más allá y le concedió un regalo que superaba sus expectativas: una descendencia numerosa, más de la que Abraham podía contar.

 Las bendiciones de Dios siempre van acompañadas de la abundancia y esto solo lo podemos encontrar en él. Para Dios no hay límites, el no se conforma con darnos lo mínimo, sino que nos colma de bendiciones de acuerdo a su propósito en nuestra vida.

  Imagina que Dios te lleva a un jardín durante la noche, el aire es fresco y frío. No hay nubes y las estrellas cubren el firmamento. Son tantas que tu vista no alcanza a verlas todas, podrías pasar toda la noche contándolas y aún así, no terminarías. Esta es una tarea que podría llevarte días, meses e incluso años. Tu tiempo en este mundo no es suficiente para calcular su número exacto. Bueno, son así de numerosas las bendiciones que Dios ha prometido para cada uno de nosotros, son incalculables y eternas.

 Nuestra vida avanza tan rápido que es muy fácil olvidar las bendiciones de Dios, aunque estas nos rodeen todos los días. Charles Spurgeon lo expresó de esta manera: "Tendemos a grabar nuestras pruebas en mármol y a escribir nuestras bendiciones en arena." 

 Qué rápido olvidamos lo bueno, lo justo, lo eterno y qué sencillo es recordar todo lo malo que pasa en nuestra vida. Constantemente debemos recordar las bendiciones que Dios nos ha dado, y una form amuy práctica de permanecer concentrados en ellas consiste en llevar un diario de gratitud. Es muy simple: comienza tu día anotando tres cosas por las que estés agradecido. Si eres constante, empezarás a vivir con gratitud y notarás la diferencia en tu día a día.

 Recuerda que tener gratitud en el corazón es el reflejo de vivir en comunión con aquel que nos provee todo: nuestro amado Dios.

 "Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que en Cristo nos ha bendecido con toda bendición espiritual en los lugares celestiales. " (Efesios 1:3).

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