Cambia las reglas del juego: conoce a tu enemigo

   Analicemos juntos el pasaje de hoy.

  Iniciamos esta semana estudiando el último capítulo de la carta de Pablo a los Efesios, este texto es tan vigente y tan valioso para nosotros como lo fue en aquel tiempo. Oro a Dios para que su Santo Espíritu continúe transformando tus pensamientos y todas tus emociones.

 Es posible que el tema de hoy no sea muy cómodo de escuchar, pero es necesario recordar qué hacer ante aquellos que consideramos nuestros enemigos. No es muy agradable comenzar el lunes hablando de quienes nos han lastimado de alguna forma, pero velo de esta manera: Dios quiere cambiar tu perspectiva. Espera que este devocional haga la diferencia en el resto de tu semana.

 Comencemos con una historia. 

 Sara estaba muy devastada ya que no sabía que hacer con la plaga que nuevamente había destruido sus rosales. Lo peor de todo es que ella había investigado durante semanas algunos consejos de jardinería en internet. Sara hizo caso a todas y cada una de las recomendaciones que encontró y aún así, los rosales continuaban siendo masacrados. No podía entenderlo, hasta que finalmente la verdad salió a la luz: se trataba de un nido de orugas hambrientas ocultas bajo unas hojas. Al descubrirlas, Sara se sintió aliviada, pero al mismo tiempo, la invadió un sentimiento de frustración por toda la energía que había gastado en luchar contra el enemigo equivocado, dejando sus rosas desprotegidas ante la verdadera amenaza.

  De hecho, identificar al verdadero enemigo es la parte más díficil a la que nos enfrentamos a lo largo de nuestra vida. Ahora, si tienes que identificar a tu enemigo, ¿lo harías fácilmente o te costaría trabajo distinguirlo?

 En la actualidad, es fácil creer cualquier cosa si todo el mundo está de acuerdo con ella. Lo mismo pasa si alguien piensa diferente a ti. Probablemente pensaremos que está en contra nuestra. Es "nosotros contra ellos", no hay otra opción. Y por si fuera poco, las redes sociales aumentan la polarización generando polémicas que nos dividen. Nos hemos convertido en una sociedad que usa a las ideas como armas y que busca atacar en vez de dialogar. Las personas están a una opinión de transformarse en nuestros enemigos.

   Como creyentes, estamos expuestos a ser arrastrados involuntariamente por esta misma corriente, incluso nuestras iglesias se dejan llevar por una fricción constante de amargas discusiones. Es muy común que nuestras comunidades desechen la gracia, y se alimenten sólo del deseo de "ganar" cualquier discusión.

 Reflexiona por un momento, ¿a esto se refería Pablo cuando nos invitó a pelear la buena batalla de la fe? El apóstol nos responde enérgicamente con un rotundo "no" en el pasaje de hoy y su mensaje es claro: "Has malinerpretado a tu enemigo." "Has estado desperdiciando tus recursos y tu energía en combatir la amenaza equivocada."

  Tal vez este sea el recordatorio que necesitas hoy: no conviertas a las personas en tu enemigo principal, no caigas en el engaño, hay algo más grande detrás de todo esto, algo que supera incluso, las discusiones con los demás. La batalla espiritual es importante y determinante porque es invisible y determina profundamente todo lo que si podemos ver. Y es aquí donde Dios quiere que enfoques tu energía de lucha. 

 Si estás considerando a algunos de tus semejantes como enemigos, recuerda la contundente y radical enseñanza de Jesús: Amen a sus enemigos y oren por quienes los persiguen. Ante esto la Escritura es clara: equípate con la armadura de Dios. ¡Es hora de luchar!

  No estamos hablando de un combate físico, sino de utilizar las herramientas que el Señor nos ha dado y reconocer el poder de la adoración, la intercesión y la Palabra de Dios. Nuestra fuerza está en la fe, la obediencia, la esperanza y el amor.

  Con todo esto, ¿en dónde enfocarás tu lucha? Decide ir más allá de lo visible y comprométete a batallar espiritualmente. No olvides quien es tu verdadero enemigo. Abandona las discusiones que te han robado la energía y en lugar de ello, pide ayuda a Dios en oración. Transforma tu mente y cambia la amargura en adoración, el resentimiento en agradecimiento, y vive el evangelio con aquellos que te rodean. ¡ Es hora de reconocer al enemigo y de vencer el mal con el bien!

 " Por lo demás , hermanos míos, mantengánse firmes en el Señor y en el poder de su fuerza. " (Efesios 6:10).

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