Cinturón y coraza

   Analicemos juntos el pasaje de hoy.

  Iniciamos la semana hablando sobre cómo identificar al verdadero enemigo y llegamos a una conclusión muy importante: nuestros adversarios en realidad no son las personas, sino las fuerzas espirituales que no podemos ver. Después de saber esto, nuestra parte es mantenernos firmes en esta batalla espiritual.

 Hoy, Pablo nos guiará a lo largo del capítulo 6 de la carta a los Efesios. Como habrás notado, el apóstol utiliza imágenes relacionadas con la guerra para hacernos entender la importancia de esta lucha. Si se habla de armadura, es porque realmente se trata de una guerra y es algo serio, ¿no crees? ¡ Nuestra vida está en juego!

  Pero no temas, Pablo lo sabe muy bien y por ello, no solo nos advierte del peligro que conlleva menospreciar a nuestro enemigo, sino que también nos dice de qué manera enfrentarlo. Él nos invita a vestirnos con la armadura de Dios, y con ella, salir al frente y atravesar el campo de batalla sin miedo. En Cristo, explica el apóstol, tenemos todo lo que necesitamos para obtener la victoria. 

 Hoy, nos enfocaremos en dos partes de esta armadura: el cinturón y la coraza.

 Cualquier persona que conozca un poco sobre moda, sabe que un mal cinturón puede arruinar por completo un gran atuendo, incluso la ropa más sotisficada puede perder su estilo sin un cinturón adecuado. Esta pieza no es solo un accesorio, es el punto de anclaje de todo el conjunto que llevamos puesto, y provee armonía a los elementos que conforman la vestimenta.

 De la misma manera, Pablo se refiere a la verdad de Dios como el fundamento de nuestra fuerza espiritual, aquel elemento unificador que da solidez a nuestra vida. 

 Es a través de la verdad que encontramos claridad, discernimiento y estabilidad en un mundo lleno de confusión. Sin esta herramienta, el resto de la armadura de Dios se convierte en tan solo un montón de piezas sin sentido, y ante esto, nuestra seguridad está en riesgo ante los ataques del enemigo. El cinturón de la verdad no es sólo un accesorio, es una pieza fundamental sin la que sería imposible luchar en la batalla espiritual.

  Es necesario ajustarlo bien y la Biblia nos dice claramente cómo hacerlo: leyendo y meditando la Palabra de Dios.

  Leer la Escritura es una práctica vital. Es algo así como un gimnasio para nuestro espíritu, así que el tiempo que invirtamos en estudiar la Biblia es nuestra dosis diaria de fuerza espiritual. Solo de esta manera podremos alinear nuestros pensamientos, palabras y acciones con la verdad inquebrantable de Dios.

 La Biblia es nuestra fuente de verdad y consultarla todos los días es tan importante como vestirte para salir a la calle. No puedes navegar en las olas de las batallas de la vida sin el poder de anclaje de la verdad de Dios, de otra manera, caerás ante cualquier adversidad rápidamente. Necesitas la verdad y la necesitas todos los días. Recuerda esto siempre.

 Reflexiona cuál es el nivel de relación que tienes con el hábito de lectura bíblica. Si no estás siendo constante con esta actividad, podrías iniciar hoy mismo y tomar acciones concretas como programar algún recordatorio o establecer una rutina que te ayude a aumentar tu exposición a la verdad de Dios.

 No olvides que cuando el cinturón de la verdad está ajustado, ocurren cambios visibles en nuestra vida. Inténtalo, alimenta tu espíritu con la Palabra de Dios y observarás cómo surge un entendimiento más profundo de tu propia identidad en Cristo. 

 No es casualidad que justo después de que Pablo termina de hablar sobre el cinturón de la verdad, resalta la importancia de portar la coraza de la justicia: ambos están estrechamente relacionados. Cuando conocemos la verdad de quiénes somos en Cristo, es decir, que somos amados, perdonados y justos ante sus ojos, esta revelación se convierte en un unguento para nuestro corazón, y ahora protegidos con esta cubierta impenetrable de gracia, podemos enfrentar cualquier tentación o mentira en contra de nosotros.

 Hoy, te invito a que deposites toda tu confianza en la verdad de Dios. Te aseguro que no te decepcionará.

 " Por tanto, manténganse firmes y fajados con el cinturón de la verdad, revestidos con la coraza de la justicia" (Efesios 6:14). 

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