Las palabras importan: sé amable

   Analicemos juntos el pasaje de hoy.

 Quiero comenzar este devocional haciéndote una pregunta más directa: ¿Sabes lo poderoso que eres? Con esto no quiero decir que tengas poderes especiales (aunque, de hecho, Dios te ha dado talentos únicos), tampoco me refiero a tu estatus profesional ni a tu masa muscular. Estoy hablando de un poder que comparto contigo pero que muchas veces solemos olvidar.

 Es una capacidad humana con la que interactuamos todos los días y con ella podemos hacer lo que sea, ¡de verdad, lo que sea! Tal vez es, al mismo tiempo, nuestra mayor defensa y nuestra más grande para destruir, inspirar, edificar e incluso aplastar. Su fuerza es tan increíble que su impacto, positivo o negativo, tiene efectos negativos en quien la recibe. ¿Ya sabes de qué se trata? Bueno, hablo del poder de tus palabras. 

  No importa cuán pequeña sea la conversación, incluso si se trata de un simple comentario en las redes sociales, nuestras palabras tienen un gran peso en la persona que las recibe. Pueden ser como bloques de construcción para edificar relaciones sólidas de confianza y comprensión, o todo lo contrario, pueden convertirse en una bola de demolición que en cuestión de segundos destruye aquello que tomó años de planeación y dedicación . 

 Ahora que entiendes lo poderoso que eres, no estaría mal recordar un consejo muy conocido en la cultura popular: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Tus palabras impactan, no menosprecies tu impacto en los demás y en ti mismo.

 El novelista estadounidense del siglo XIX Nathaniel Hawthorne dijo esto: " Palabras tan inocentes y sin poder como ellas mismas, reposan en el diccionario sin consecuencias, pero qué poderosas para el bien y el mal se vuelven en manos de quién sabe cómo combinarlas." Esta profunda reflexión nos lleva a dimensionar el gran poder que poseemos, sin embargo, esto ya ha estado plasmado en la Biblia durante milenios. Proverbios 18 dice que: En la lengua hay poder de vida y de muerte.

 Pablo sabe que esta verdad es tan importante que nos recuerda a través de su carta a los Efesios el impacto de aquellos que decimos, por ello, nos comparte tres consejos prácticos: 

 El primero de ellos es hablar con la verdad. La integridad es la base de cualquier relación auténtica. Si queremos crear vínculos significativos con quienes nos rodean, debemos obedecer las palabras de Pablo: dejando la mentira, hable cada uno a su prójimo con la verdad. No importa el tamaño del engaño, todas las mentiras, grandes y pequeñas, desgastan la confianza a largo plazo. Para crear seguridad y amor dentro de nuestra comunidad, necesitamos hablar con palabras honestas. Recuerda, que decir la verdad siempre es un acto de amor.

 El segundo consejo del apóstol es hablar palabras edificantes. Él nos dice con firmeza lo siguiente: Eviten toda conversación obscena. Por el contrario, que sus palabras contribuyan a la necesaria edificación y sean de bendición para quienes escuchan. En otras palabras, piensa dos veces antes de hablar y pregúntate si lo que estás a punto de decir es útil para edificar a los demás. En una cultura llena de falsa positividad y exceso de negatividad; marca la diferencia. Tus palabras pueden convertir el mal día de alguien en uno mucho mejor.

 La tercera y última recomendación es hablar palabras amables. Pablo nos hace una petición: Más bien, sean bondadosos y compasivos unos con otros, y perdónense mutuamente, así como Dios los perdonó a ustedes en Cristo. Esta instrucción es el filtro a través del cual cada una de nuestras palabras debería pasar. Incluso la verdad más díficil puede ser recibida por alguien si se entrega con amabilidad, así que hoy se más consciente de la manera en la que hablas. Te aseguro que esto hará una gran diferencia en tu relación con los demás.

 Ahora, dedica un momento para pensar en el impacto que puedes tener con tus palabras hoy. Hay dos opciones: destruir o edificar. ¿Cuál elegirás a partir de este día? Te animo a que uses palabras para animar, consolar y levantar a quienes te rodean. Recuerda: un gran poder conlleva una gran responsabilidad. ¡Ánimo, Dios quiere ayudarte!

 " Por eso cada uno de ustedes debe desechar la mentira y hablar la verdad con su prójimo; porque somos miembros los unos de los otros. " (Efesios 4:25).


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