Romper la fortaleza de la verguenza

 En esta semana hemos hablado acerca de algunas de las mentiras que a menudo creemos sobre nuestra identidad. Hoy reflexionaremos sobre el enorme control que la verguenza puede ejercer en nuestro corazón.

 Todos, en algún momento hemos sentido remordimiento o culpa, sin embargo, el sentimiento de verguenza surge cuando este remordimiento se apodera de nuestra vida y nos ata a una identidad definida por las situaciones negativas que vivimos, haciéndonos pensar que: "No soy más que mi peor momento." 

¿ Te has sentido alguna vez así? ¿Atrapado en un ciclo de culpa y verguenza por cosas de las que te arrepientes? ¿Has sentido que tu pasado te impide avanzar hacia el futuro?

 La autora Brené Brown, experta en la investigación sobre el concepto de verguenza, dice: "La verguenza es el sentimiento que tienes cuando crees que no eres digno de que nadie se preocupe por ti o te quiera, que eres tan mala persona que ni siquiera puedes culpar a los demás por no preocuparse por ti." 

 La cruel mentira que la verguenza susurra a nuestro corazón no puede ser más distinta de la hermosa verdad de la palabra de Dios. El mensaje del evangelio es que, en Cristo Jesús, somos completamente libres del pecado y de la verguenza de nuestro pasado.

 Hoy te animo a que las palabras del pasaje de hoy resuenen en tu interior: ".... ya no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús. "

 No hay condenación: has sido completamente liberado del pecado y de la verguenza de tu pasado. La verguenza te dice que no eres digno ni amado. En cambio, la Biblia afirma que eres profundamente amado, elegido por Dios y completamente perdonado por él.

  Dios no sólo perdona nuestros errores, sino que los olvida por completo. El Salmo 103:12 nos recuerda: "Tan lejos de nosotros echó nuestras transgresiones como lejos del oriente está el occidente. "

 Imagina tu motivo de verguenza... el remordimiento o la culpa que te cuesta olvidar. Ahora visualiza a Dios tomándolo entre sus manos como si fuera una roca y arrojándolo hasta donde alcanza la vista, y aún mucho más lejos.... Tan lejos como el oriente está del occidente.... tan lejos como el norte está del sur....

  Escucha ahora estas palabras pronunciadas por Dios en Isaías 43:25: "Soy yo, solo yo, el que por amor a mí mismo borra tus transgresiones y no se acuerda más de tus pecados."

 Para nosotros puede ser díficil olvidar y dejar atrás nuestros errores, pero para Dios no lo es. Él te ha perdonado completamente, y al mismo tiempo ha tomado la decisión de olvidar. Él borra nuestro pasado y nos da un futuro nuevo y resplandeciente.

 No te define tu peor momento, pero sí el mejor momento de Jesús.

Tu pasado ha sido perdonado, olvidado y borrado por completo. 

 Repite en tu mente y corazón: "Ya no hay ninguna condenación para mí." 

"Por tanto, no hay ninguna condenación para los que están unidos a Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu, porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. " (Romanos 8:1-2).

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