El amor es acción

  Analicemos juntos el pasaje de hoy.

 Hoy vamos a empezar con una miniserie de las virtudes celestiales. Durante los próximos 7 días, nos sumergiremos en el amor de Dios.

 Vamos a reflexionar en 2 preguntas a lo largo de esta semana: ¿Cómo entiendes el amor de Dios por ti? ¿Cómo puedes crecer en tu amor por los demás?

 1 Corintios 13 se considera la norma que define el amor verdadero. Por un lado, presenta la bella imagen de un Dios que no se limita a mostrar amor, ya que él es amor. Por otro lado, actúa como un termómetro para examinar nuestro interior y, de esta manera comprobar si ese amor habita en nuestro corazón y si se manifiesta en nuestras acciones. Esta definición de amor es una comprobación de cuán profundamente amados por Dios y es también una invitación para crecer en su amor.

  Esta semana nos enfocaremos en la temática del amor radical y contracultural de Dios a lo largo de toda la Escritura. También consideramos como ponerlo en práctica, que es algo más que palabras y sentimientos, es acción.

  Nuestro punto de partida es: Sin amor, todo carece de sentido. Como creyentes, esto es un gran desafío, ya que ni el discurso religioso ni el buen comportamiento bastan. El amor puro, genuino y sacrificado tiene que aflorar en todo lo que hacemos. 

 Esto puede ser algo fascinante, pues suele suceder que lo primero que recordamos son aquellos regalos costosos. Sin embargo, a medida que profundizamos, surgen otros obsequios menos ostentosos pero menos memorables, como el dibujo de alguien más o cuando un amigo cruzó el país para visitarnos. Es en estos momentos de que nos percatamos de que son cosas como estas las que poseen una autenticidad y significado verdaderos.

  Intuitivamente, todos sabemos que cuando se hace algo con amor, tiene más significado. Si algo, por suntuoso que sea, se ha hecho a la ligera , parece vacío.

 Carece de sentido llamarnos creyentes si no actuamos con amor. Podemos ir a la iglesia, podemos ser generosos, podemos hablar de temas que parezcan justos, pero si no rebosamos de amor, hemos extraviado el camino. En ese extravío, perdemos el verdadero significado de seguir a Jesús.

 Cuando empleamos los dones que Dios nos ha dado sin amor, su valor se desvanece en la oscuridad de la superficialidad. El amor es necesario para vivir la vida que Dios quiere. Hay que sumergirnos en la esencia del amor de Dios y pedirle a Él que nos de oportunidades de mostrar amor a quienes nos rodean.

 "Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal , o címbalo resonante. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios; y tuviera todo el conocimiento, y tuviera toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy. Y si repartiera mis bienes para dar de comer a los pobres, y entregara mi cuerpo para ser quemado, y no tengo amor, de nada me sirve. " (1 Corintios 13:1-3).

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