El amor es paciente

     Analicemos juntos el pasaje de hoy.

 Sin duda, estarás de acuerdo que la impaciencia se ha arraigado como el rasgo predominante en nuestra cultura, saturada de una constante búsqueda de inmediatez.

 Hubo una encuesta realizada en 2021 a 2000 adultos en Reino Unido, la cual reveló el fastidio que sentimos por la espera. Casi la mitad de encuestados, consideran que tienen la actitud de "lo quiero ya", y culpan de ello a los avances tecnológicos. La lentitud de los peatones, los retrasos en el transporte y la lentitud del internet fueron especialmente condenados como culpables de la impaciencia .

 No importa donde residas, el panorama es probablemente similar. Es innegable: estamos inmersos en la era de la gratificación instantánea. Lo queremos todo ya, sin demora ni espera. ¿Te identificas con la impaciencia en tu vida?

 Aunque la obsesión de nuestra cultura por la velocidad es a veces ventajosa, los problemas surgen a nivel del alma, en las áreas más afectivas de la vida, es decir, en las cosas que en última instancia importan en la eternidad. Pero aquello que requiere profundiad rara vez llega rápidamente, al contrario, necesita tiempo, cuidado y compromiso. Cualquier intento de tomar atajos resulta únicamene en versiones falsas de lo real. En consecuencia, nos sentimos constantemente insastisfechos.

  El amor es un claro ejemplo. Es una virtud imposible de apresurar. El amor y la impaciencia no van de la mano. ¡Simplemente, no pueden!

 La impaciencia corrompe el amor y socava todo lo que éste intenta conseguir.Al procurar su propia gratificación, la impaciencia desplaza el bienestar de los demás, aleja a las personas en vez de acercarlas. La impaciencia es rápida para enfadarse y rápida también para rendirse, le molesta el sacrificio y constantemente le echa la culpa a los demás. En realidad, el amor impaciente apenas es amor.

  Probablemente todos hemos experimentado el amor impaciente y, siendo realistas, es posible que todos hayamos amado con impaciencia. No se trata de condenarnos a nosotros mismos ni a los demás, de lo que verdaderamente se trata es de reajustar nuestras ideas y avanzar de forma diferente. Es recordar que este amor imperfecto no es el amor de Cristo. El amor impaciente es un impostor y no es así como Dios nos trata. 

 El amor de Jesús se define por la paciencia, es fiel y eterno. Este es el tipo de amor que Pablo nos anima a practicar en el pasaje de hoy. El amor paciente soporta a los demás, incluso cuando nos han frustrado o decepcionado. Toma el camino más largo y se compromete a recorrerlo entero, cueste lo que cueste. ¡El amor paciente dura para siempre! 

 Haz una pausa hoy y reflexiona en aquellos momentos en los cuales Dios te ha mostrado su amor paciente y cómo te ha hecho sentir.

  Si quieres crecer en amor, es necesario que crezcas en paciencia, Esta es una verdad díficil , pero es real. Tienes que resistir tu ansia de gratificación instantánea. En pocas palabras tienes que ir despacio.

  Escúchalo otra vez: Tienes que ir despacio.

 El amor verdadero, el amor paciente, es profundo. La recompensa, sin embargo, es enorme: establece relaciones que duran para toda la vida. 

 Hoy, comprométete con la revolución radical de la paciencia de Jesús. Resiste a la cultura de la impaciencia y en su lugar acepta la espera.

  Que te parece si repites conmigo: "Jesús es paciente conmigo." "Seré paciente con los demás."

 " Yo, que estoy preso por causa del Señor, les ruego que vivan como es digno del llamamiento que han recibido, y que sean humildes y mansos, y tolerantes y pacientes unos con otros, en amor. " (Efesios 4:1-2).

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