¿Vives por los likes o por Jesús?

  Analicemos juntos el pasaje de hoy.

 Durante esta semana hemos reflexionado sobre cómo las motivaciones de nuestro corazón y una relación de intimidad con Dios, nos despojan del peso que conlleva vivir para los demás. Es por eso que nuestro aprendizaje de hoy se centrará en descubrir qué nos impulsa en descubrir qué nos impulsa a actuar cómo lo hacemos. En otras palabras, respondemos juntos la pregunta: "¿A quién estoy tratando de complacer?"

 Someter nuestro actuar al reconocimiento de los demás, es como colocarle una correa invisible a nuestras emociones y acciones. Con esto, perdemos nuestro poder de decisión y se lo otrogamos a los otros, permitiéndoles validar nuestra propia identidad basada en sus opiniones.

  Por eso es tan importante determinar con claridad si estamos viviendo para complacer a los demás. No hay otra opción, es algo en lo que necesitamos ser profundamente intencionales si queremos cambiar la forma en la que nos hemos conducido hasta el día de hoy. De otra manera, nos arriesgamos a perder el camino y a escuchar las voces equivocadas.

 Como te habrás dado cuenta, Pablo nos hace preguntas muy directas para guiarnos a una conclusión contundente. Él dice: ¿Qué busco con esto: ganarme la aprobación humana o la de Dios? ¿Piensan que procuro agradar a los demás? Si yo buscara agradar a otros, no sería siervo de Cristo.

 Pablo sabía que la validación de la audiencia equivocada se traduce en una existencia poco satisfactoria y a menudo dolorosa en la que no hay nada que permanezca, y por esa razón, nos advierte sobre la vulnerabilidad en la que nos colocamos al poner nuestro bienestar en los demás. Los vientos de la popularidad son tan cambiantes que nos llevan a todos lados y ninguno al mismo tiempo, y la audiencia no interesa en nosotros como Dios lo hace, generalmente sólo piensa en su bienestar. 

 Pero no te desanimes, el camino de Dios puede guiarte hacia la libertad si confías en él. Aunque el mundo te rechace, la fidelidad de Dios permanece para siempre. Sólo en él tu bienestar está asegurado y tu vida se convierte en una historia llena de propósito y alegría.

  Así que, hoy te invito a ser como el joven pianista. Sin importar que nadie se dé cuenta de lo que haces, aún cuando pongas tu corazón completo en ello, o incluso si surgen silencios o abucheos, cuando esperabas aplausos, confía en el único en la audiencia que conoce tu camino. Deja de vivir agobiado por complacer a la gente y recuerda que el yugo de Jesús es suave y su carga es ligera. Descansa en aquel que se complace en tu existencia todos los días. 

 " ¿Busco acaso el favor de la gente, o el favor de Dios? ¿O trato acaso de agradar a la gente? ¡Si todavía buscara agradar a la gente, no sería siervo de Cristo! " (Gálatas 1:10).

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