El precio de elegir bien nuestras prioridades

     Un hombre rico se acerca a Jesús con una pregunta genuina que inquieta su corazón: ¿qué se debe hacer para heredar la vida eterna?

  En un intento de convencer al Maestro sobre su buena conducta, este hombre le hace saber que siempre ha guardado los mandamientos, pero Jesús le dice que venda todas sus cosas a los pobres y los siga. 

 Esta invitación que Jesús hace al joven rico nos la hace hoy nos pone a reflexionar cuáles son nuestras prioridades en nuestro corazón ya que hay cosas que atesoramos tanto que nos impiden seguir a Jesús. Este joven tenía un deseo genuino de seguir a Jesús, pero al mismo tiempo quería aferrarse a sus riquezas. El precio a pagar era muy alto pues no podía convertir al Señor en la prioridad de su vida, si eso significaba renunciar a sus posesiones. 

Para él, la riqueza se había convertido en una especie de ídolo que ocupaba el lugar de Dios, y que inevitablemente lo distraía del llamado de Jesús a seguirlo. A veces que hay cosas en nuestro corazón que compiten con Dios y se van convirtiendo en nuestros ídolos y no son cosas malas, pero hay que cuidar nuestro corazón y elegir bien nuestras prioridades para seguir a Jesús.

 " Jesús lo miró y, con mucho amor, le dijo: Una cosa te falta; anda y vende todo lo que tienes, y dáselo a los pobres. Así tendrás tesoro en el cielo. Después de eso, ven y sígueme." (Marcos 10:21). 

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