El precio de la prioridad correcta

     Ayer estudiamos sobre la exhortación de Jesús que le hizo a un joven rico de seguirlo a Él y vender todas sus posesiones. La conclusión fue un poco desalentadora, pues el hombre se fue triste al saber que tenía que desprenderse de sus bienes para participar plenamente en la misión del Señor.

  Sin embargo, hoy aprendemos el caso contrario, en el que a diferencia de aquel hombre, los discípulos de Jesús lo dejaron todo para seguirlo. Pedro reflexiona en este hecho, y recuerda el alto costo de apartarse de su pasado para obedecer la voluntad de su Maestro.

 Generalmente, cuando leemos sobre los discípulos, nos enfocamos en los hechos importantes que presenciaron al acompañar a Jesús en su misión, pero pocas veces nos detenemos para pensar en lo que significó para ellos dejar su vida y a las personas que conocían, para embarcarse de lleno en una misión cuyo resultado final desconocían.

  Tal vez no somos llamados para dejar todo de esta manera para seguir al Señor, pero indudablemente, hay ciertas prácticas que hemos dejado en el pasado para poner a Jesús en el primer lugar de nuestra vida.

 Jesús no es ajeno a las luchas que enfrentamos por sacrificar cosas, hábitos o personas por él, y por ello nos anima a enfocarnos en que a su lado, nuestro futuro será mucho mejor que lo que hemos abandonado, de la misma manera que nos dice en el pasaje de hoy: quienes han dejado cosas atrás para seguirlo, recibirán cien veces más en esta época y en la venidera. Entonces, seguir a Jesús es la mejor decisión ya que tendremos una recompensa grande en la eternidad. Así que no nos desanimemos y sigamos adelante.

 "Muchos de los que ahora son los primeros, serán los últimos; y los que ahora son los últimos, serán los primeros. " (Marcos 10:31).

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