Sobre todo nombre
¿Alguna vez has tenido la oportunidad de subir una montaña o de admirar un paisaje desde las alturas? Al contemplar la maravillosa creación es inevitable sentirnos asombrados e incluso conmovidos por la belleza que tenemos frente a nosotros, ¿verdad? Tanto el mar, las montañas, las aves como todo lo que habita en la tierra son un testimonio vivo de quién es Dios y de su poder.
Lo mismo ocurre en nuestro interior cuando reflexionamos sobre lo que el Señor ha hecho en nuestra vida. Su grandeza y su misericordia han sido incalculables, la simple idea de pensar en que el Creador de los cielos y la tierra se interesa por nosotros, nos asombra, nos maravilla y nos estremece por completo.
Ayer profundizamos en la humildad radical de Jesús, quien se hizo hombre y murió en la cruz por nosotros. Hoy, en cambio, aprenderemos como Dios exaltó a su Hijo hasta lo más alto y le otorgó "el nombre que está por encima de todo nombre." ¡Esto es maravilloso! Jesús, al mismo tiempo que se presenta a todos como un siervo, es también digno de toda gloria, honor y alabanza.
Esto nos pone a reflexionar que a pesar de los momentos díficiles, el Señor está con nosotros y Su nombre está por encima de todas las cosas. Sólo en Él podemos salir adelante.
" Por lo cual Dios lo exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios el Padre. " (Filipenses 2:9-11).
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