Del caos a la paz

  ¡La Navidad está cada vez más cerca! Cada rincón está lleno de luces y decoraciones, y la agenda está colmada de compromisos y actividades. Aunque estas fechas deberían ser de paz y alegría por el nacimiento de nuestro Salvador, muchas veces el estrés, la ansiedad y las presiones financieras terminan dominando nuestro día. Por ello, antes de continuar este devocional, quiero preguntarte: ¿cómo te sientes hoy? ¿Hay paz en tu corazón, o sientes que el trajín de las fiestas de Navidad y fin de año te está arrastrando sin remedio?

 Vivimos en un mundo caótico y en constante cambio, y aunque es una realidad díficil de aceptar, no tenemos otra opción que enfrentarla. A veces parece que no hay escapatoria: si encendemos la televisión, escuchamos sobre tensiones y conflictos globales, si salimos a la calle, vemos a personas que luchan por sobrevivir; y al llegar a casa después del trabajo, nos encontramos con nuevas preocupaciones financieras y familiares.

   Es como si nuestra cultura se alimentara de la angustia y la inquietud constante. Incluso, en medio de la alegría y el espíritu navideño, la paz que esta época promete parece inalcanzable.

 Sin embargo, no todo está perdido. En medio de las dificultades, podemos disfrutar de la paz que Dios nos da en este tiempo ya que el nacimiento de Jesús vino a traer ṕaz y alegría a nuestros corazones y eso debe darnos la tranquilidad completa en nuestras vidas. Este tiempo es para festejar el acontecimiento más importante de la historia: el nacimiento del Hijo de Dios que vino a rescatarnos del pecado y a darnos una paz eterna.

"Porque un niño nos ha nacido, ¡un niño nos ha sido concedido!Sobre sus hombros llevará el principado, y su nombre será Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno y Príncipe de paz. La extensión de su imperio y la paz en él no tendrán límite. Reinará sobre el trono de David y sobre su reino, y lo afirmará y confimará en la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre. Esto lo hará el celo del Señor de los ejércitos. " (Isaías 9:6-7).

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