El llamado de Dios
Imagina esta escena: estás disfrutando de una deliciosa bebida en la cafetería más popular de tu ciudad. El lugar está lleno de vida, la fila para pedir se extiende hasta la calle, y cada mesa está ocupada. De repente, al mirar a tu alrededor, notas que frente a ti está sentado tu mejor amigo. Con entusiasmo intentas captar su atención, pero parece que no te ve. Está distraído, perdido en sus pensamientos, como si el ruido y el movimiento a su alrededor lo hubieran desconectado por completo.
Ahora invertir los papeles. Eres tú quien está sentado en esa mesa, y Dios está frente a ti, intentando llamar tu atención. Él ha estado allí, esperando pacientemente mientras tú, absorto en tus ocupaciones, apenas has levantado la vista. Finalmente, lo miras. Su reacción es profundamente conmovedora: primero te observa con una mirada llena de amor, luego sonríe, y con una calma que desarma cualquier resistencia, te invita a una conversación más profunda.
Vemos que Dios está interesado en nosotros y quiere que conversemos con Él. Por lo tanto, debemos confiar aún en medio de la adversidad y Él nos sostendrá cada día.
" Podrían mi madre y mi padre abandonarme, pero tú, Señor, me recogerás. " (Salmo 27:10).
Comentarios
Publicar un comentario