Gratitud antes que sacrificio

   Dios nos revela una verdad transformadora en su palabra: la gratitud precede al sacrificio. No podemos dar algo genuinamente de corazón si primero no reconocemos y valoramos lo que hemos recibido. ¿Cómo podríamos ofrecer lo mejor de nosotros si comprender primero la inmensa generosidad de Dios?

 Para los creyentes, esta idea puede ser un desafío, ya que colocamos al sacrificio como el centro de nuestra fe, pensando que es la única manera de demostrar nuestro amor y compromiso hacia Dios. Creemos que debemos sacrificarnos, y después, sentir gratitud. Nos imponemos cargas innecesarias, intentando devolverle a Dios lo que ha hecho por nosotros, como si su gracia pudiera comprarse con nuestros esfuerzos. Pensamos que la fe debe ser dura, llena de renuncias y sacrificios, y olvidamos que Dios no busca agotamiento, sino nuestro corazón.

 El camino de Dios ofrece algo diferente. Quiere que demos con alegría y gratitud en nuestro corazón en vez de hacerlo forzadamente. Es lo mejor que podemos hacer.

"Yo soy el Dios Altísimo; en vez de sacrificios, ofréceme alabanzas y cúmpleme todos los votos que hagas. Invócame en el día de la angustia; yo te libraré , y tú me honrarás. " (Salmo 50:14-15).

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