Un Dios que no miente

    Pablo inicia la carta a Tito con la intensidad de un tráiler de película, delineando temas que anticipan la relevancia de su mensaje. Desde el primer momento, Pablo afirma su autoridad divina, celebra el evangelio y dirige un saludo afectuoso a Tito. Su introducción, la más afectuosa de las cartas, nos prepara para la profundidad de lo que está por venir.

  Sin embargo, en medio de la riqueza de este comienzo, una afirmación brilla como un faro, especialmene a la luz de nuestro momento cultural: el autor de la promesa de la vida eterna, es "el que no miente." Estas palabras, aparentemente simples, son una respuesta directa al entorno en el que Tito ministraba: la antigua Creta.

  Es en este contexto donde Pablo resalta que Dios no miente ya que los cretenses estaban caracterizados por el engaño y la corrupción moral. Entonces es necesario saber que Dios no miente para tener certeza en esta vida. De lo contrario, estaríamos perdidos.

 "en la esperanza de la vida eterna, la cual Dios, que no miente, prometió desde antes del principio de los siglos" (Tito 1:2).

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