Una pregunta práctica
Con la llegada del nuevo año, muchos de nosotros sentimos un gran impulso por cuidar mejor nuestro cuerpo y nuestra salud en general. Si no estamos acostumbrados a hacer ejercicio, empezar una rutina puede ser díficil, pero frases como "año nuevo, vida nueva" nos motivan. No es de extrañar que los gimnasios y los pasillos de alimentos saludables en el supermercado estén más concurridos en esta época; todos queremos convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. ¡Es casi como un ritual de Año Nuevo!
Pero no te alarmes, este devocional no es otra invitación a hacer lo mismo. Aunque cuidar nuestra salud física es sumamente importante, hoy quiero hablarte de otro tipo de entrenamiento: uno enfocado en nuestra alma. Piénsalo por un momento: ¿qué pasaría si este año, además tu cuerpo , cultivaras un corazón que refleje a Dios?
En el pasaje de hoy, Pablo nos dice: "Aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que incluye una promesa no solo para la vida presente, sino también la venidera." Esto significa que, si bien cuidar nuestra salud es beneficioso, el entrenamiento espiritual nos ofrece algo aún más valioso: sabiduría, resiliencia y gozo en la presencia de Dios, que perduran para siempre.
"porque el ejercicio corporal es poco provechoso, pero la piedad es provechosa para todo, pues cuenta con promesa para esta vida presente, y para la venidera. " (1 Timoteo 4:8).
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