Dios se hace fuerte en nuestra debilidad

  La Biblia no endulza el precio de seguir a Jesús, ni ignora, oculta o evita el hecho de que los creyentes puedan sufrir persecución. Leemos en esta carta como Pablo sufrió. Él fue golpeado, apedreado, insultado, arrestado y encarcelado, una y otra vez.

 Pero, en medio de todo ello, él camino con Jesús y confió plenamente en él, sabiendo que las pruebas revelaban la fuerza de Jesús en su vida. El poder de Jesús en la vida de Pablo le dio la fuerza para mantenerse en pie, como dice la Biblia en el versículo 10 del pasaje de hoy: "Por eso me regocijo en debilidades, insultos, privaciones, persecuciones y dificultades que sufro por Cristo; porque, cuando soy débil, entonces soy fuerte."

  De lo anterior concluimos que todo puede suceder en cualquier momento y en cualquier lugar. Sin embargo, la palabra de Dios y su Espíritu Santo nos prepara para enfrentar pruebas y tribulaciones.

 Cuando nos enfrentamos ante la adversidad o a las dificultades, nos preguntamos: "¿Por qué me pasa esto a mí?" Otros piensan que son  más espirituales cuando sufren en silencio o dicen cosas como: "Dios sabe lo que está haciendo. No tiene que explicarme nada." 

 Es cierto que nuestro Padre celestial sabe lo que hace y no nos debe nuestra explicación, pero eso no significa que debamos desestimar nuestras dificultades o evitar pensar en lo que el Señor quisiera lograr a través de ellas. Por el contrario, la Biblia nos recuerda que Dios es soberano, incluso sobre nuestras adversidades.

  " pero él me ha dicho: Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por eso, con mucho gusto habré de jactarme en mis debilidades, para que el poder de Cristo repose en mi." (2 Corintios 12:9).

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