La fe inquebrantable de la mujer enferma
El plan de la mujer, en el pasaje de hoy, fue osado. De acuerdo con las leyes de la época, las mujeres impuras no podían tocar a nadie, menos al Hijo de Dios. No cabe duda de que en momentos de desesperación somos capaces de tomar decisiones extremas. Por doce largos años, esta mujer había sufrido de hermorragias que la debilitaban, la enfermaban físicamente y la calificaban como inaceptable ante la sociedad.
Los médicos de aquel tiempo no habían podido aliviar su sufrimiento. Ella gastó todo lo que tenía buscando sanidad, pero en lugar de mejorar, empeoraba cada vez más (versículo 26). El verdadero milagro en esta historia es que su fe permaneció saludable y ella tenía la convicción de que podría ser sanada, a pesar de que todo su cuadro clínico podría ser contrario.
Ella se acercó a Jesús con fe sabiendo que podría ser sanada ya que había escuchado de Jesús que hacía milagros y al final cuando Jesús pregunta de dónde salió su poder para hacer milagros, ella confesó que sólo con tocar su manto pudo haber sido sanada lo que al final Jesús la levantó y le llamó hija diciendóle que su fe la había sanado. Así que acercarnos al Señor con fe para salir adelante y Él nos dará grandes cosas.
"Jesús le dijo: HIja, por tu fe has sido sanada. Ve en paz, y queda sana de tu enfermedad. " (Marcos 6:34).
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