La oración: una conexión divina

   Hay muchas definiciones de la oración. Se nos inunda con formas y métodos efectivos para orar y constantemente se nos recuerda la importancia de por qué oramos. Pero en última instancia, cuando lo reducimos todo a lo esencial, la oración es simplemente hablar, honesta y abiertamente con Dios, nuestro Padre celestial. No tenemos que hacerlo más complicado, no es necesario comparar si oramos más que otros o si lo hacemos en voz alta o no. A Jesús lo que le importa es la intención del corazón detrás de nuestras oraciones, y el verdadero deseo de pasar tiempo con él.

 Hoy en día, podemos encontrar muchas prácticas religiosas y rituales autocomplacientes, tal como lo experimentaron los fariseos en los tiempos de Jesús. Sin embargo, Jesús nos enseña una oración auténtica que honra a Dios y esa enseñanza tiene varias características como la humildad y la sencillez para acercarnos a Dios en oración. Es lo que necesitamos hacer cada día.

 "Cuando ores, no seas como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar en la sinagogas y en las esquinas de las calles, para que la gente los vea; de cierto les digo que ya se han ganado su recompensa." (Mateo 6:5).

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