Nacer de nuevo
Jesús fue el maestro de maestros, nunca negoció sus valores ni disminuyó su perspectiva para complacer a otras personas y siempre hablaba la verdad con amor.
Nicodemo era un hombre reconocido y poderoso; un fariseo íntegro y miembro del consejo judío. A pesar de esta posición de influencia y poder, Jesús no se intimidó por su estatus. Con amor, exhortó a Nicodemo sobre su necesidad de nacer de nuevo. El mensaje central de Jesús a Nicodemo se refiere a una transformación total.
Nicodemo necesitaba "nacer de nuevo de agua y del Espíritu" (versículo 5). El nacimiento de agua se refiere a algo externo, debe ir acompañado de la presencia del Espíritu Santo. No podemos ver físicamente a Dios, pero tenemos evidencia de él. Así como el viento, no lo podemos ver, pero su evidencia está en el movimiento de los árboles y las hojas, es decir, lo invisible moviendo lo visible.
Jesús desafía amorosamente las creencias de Nicodemo, utilizando la imagen de la serpiente en el desierto (versículo 14) y predice que él será levantado en la cruz para que "todo aquel que crea en él tenga vida eterna" (versículo 15).
En el versículo 16, Jesús enseña acerca del amor de Dios: " Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna." La palabra griega utilizada para "amor" es "ágape" y aparece cuarenta y cuatro veces sólo en el Evangelio de Juan, es decir este versículo resume todo este evangelio, y de hecho, todo el Nuevo Testamento.
Para nacer de nuevo, necesitamos creer en Jesús y reconocer que el amor de Dios es lo suficientemente grande como para abrazar a toda la humanidad, sin distinción ni excepción. No es un amor vacío ni guiado por sentimientos, el amor de Dios es inmensurable, y lo demostró al enviar a su único Hijo por ti y por mí.
" Jesús le respondió: De cierto, de cierto te digo, que el que no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios." (Juan 3:5).
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