El amor de Dios y del nuestro. Parte 1

   La palabra "amor", o alguna de sus variaciones, se encuentra no menos de veintisiete veces en el capítulo 4 de 1 Juan.

 El pasaje de hoy es el corazón de la carta de Juan. Aquí se despliega su mensaje principal en toda su magnitud. Todo lo anterior conduce a esto; todo lo que sigue en el capítulo final, consolida y enfatiza el tema. "Amor" es lo que Juan tiene en mente.

   En el pasaje de hoy, Juan nos ha revelado que Jesús, el Mesías, ha venido en carne y hueso, personificando el amor. Y él es claro al decir que aquellos que mantienen esta fe y la abrazan como el medio de su propia esperanza y vida, deben ser un reflejo de ese amor, tanto en hechos como en palabras. Este amor debe ser nuestra marca distintiva, porque no solo refleja quienes somos, sino quién es nuestro Dios.

  Seamos sinceros, este principio es fácil de escribir, pero díficil de llevarlo a la práctica. Sin embargo, cumplir con el mandamiento del amor no es algo opcional, es la esencia para la cual fuimos creados. Cuando nos paramos frente a la cruz y contemplamos hasta donde ha llegado el amor de Dios por nosotros, es imposible no corresponder a ese amor. Dios nos ha dado un ejemplo, y nuestro deber es seguirlo. Las personas no conocen a Dios hasta que lo ven reflejado en nosotros.

 ¿Cómo puedes ser un testigo fiel del amor incomparable de Dios en tu vida? El amor es más importante de lo que creemos, y no solo lo recibimos sino que también debemos extenderlo a todos aquellos a nuestro alrededor. Para ello, contamos con el Espíritu Santo de nuestro lado, él nos forma, nos equipa, nos capacita y nos empodera para amar a los demás verdaderamente.

 Recuerda hoy que el amor es la esencia de nuestra fe. A medida que nos sumergimos en identidad con Dios, permitámonos ser transformados por su perfecto amor y reflejarlo en nuestra vida, al ser ejemplo y testimonio para los demás.

 " Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios, porque Dios es amor. " (1 Juan 4:7-8).

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