El Dios que nos ve

  Se dice que el reconocimiento y el aprecio dan alas a nuestra motivación. Y si, es cierto, ¿Quién no ha sentido alguna vez la pesadez de la incredulidad? Esto también se refleja en las paǵinas de la Biblia, con personajes que van desde líderes hasta siervos, todos anhelando ser vistos y amados por Dios.

 Un ejemplo inspirador es Agar, una sierva egipcia atrapada en la compleja trama de Abram y Saray. En medio de maltratos y decisiones que no eligió, Agar también sabía lo que era sentirse despreciada y olvidada. Pero su historia su memoria no termina ahí.

 En su momento más oscuro, Dios la vio. Un ángel del Señor la encontró en un desierto y le dio un mensaje lleno de esperanza y amor. Le dijo que tendría una descendencia numerosa y esto cambiaría el curso de su vida para siempre.

 Al igual que Agar, Dios también nos ve. En momentos de soledad o cuando nos sentimos ignorados, Dios escucha nuestro corazón afligido. Nos recuerda que está cerca de los quebrantados y salva a los de espíritu abatido.

 Así que, ¿por qué dudar? Desde el principio, Dios lo ha dado todo por adoptarnos en su familia celestial y por darnos un lugar en su mesa. Esta verdad debe estar grabada en nuestro corazón. Aunque a veces caminemos por desiertos, podemos estar seguros de que no estamos solos.

 Si alguna vez sientes que has sido ignorado, no te preocupes.¡Dios te ve! Sus ojos están sobre ti en todo momento, y esa es la fuente más rica de amor y reconocimiento.

  " Como el Señor le había hablado, ella le dio este nombre: Tú eres el Dios que ve, pues dijo: ¿Acaso no he visto aquí también al que me ve?". (Génesis 16:13).

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