Encontrar la fuerza en el buen pastor

  Cuando olvidamos quiénes somos en Dios, corremos el riesgo de creer las mentiras del enemigo. Satanás nos tienta a creer que nuestra apariencia es lo más importante de nosotros, que lo que hacemos y lo que logramos es lo que nos define; que debemos demostrar nuestra valía a toda costa y que somos responsables de la felicidad de todos.

  Cada una de estas mentiras está diseñada a la medida para distraernos, desanimarnos y deprimirnos. Pequeñas e insignificantes por sí solas, estas mentiras se acumulan con el tiempo hasta que se sienten verdaderas. A medida que el constante recordatorio diario de estos engaños nos desgasta, comenzamos a dudar de quiénes somos. Si esperamos hacer todo lo que Dios ha dispuesto para nosotros en esta vida, debemos saber y entender quiénes somos. Si esperamos hacer todo lo que Dios ha dispuesto para nosotros en esta vida, debemos saber y entender quiénes somos. Debemos estar atentos, porque el enemigo tratará de usar la incertidumbre sobre nuestra identidad para hacernos tropezar.

  El versículo 10 del pasaje de hoy revela la misión engañosa del enemigo, pero también el plan definitivo de Dios para nosotros, cuando creemos en él y en lo que ha destinado que seamos. El ladrón solo viene a robar, matar y destruir; pero Jesús ha venido para que tengamos vida, y la tengamos en abundancia. La verdad es que pertenecemos al linaje directo del rey del universo. Esa es nuestra verdadera identidad y ninguna mentira del enemigo tiene el poder de robárnosla.

 " El ladrón no viene sino para hurtar, matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas. " (Juan 10:10-11).

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