La cura en el estanque

   Siempre que haya una intervención divina, habrá una mejora automática. Dios no se involucra en nada que él no mejore. Si él interviene en el corazón, el corazón se fortalece. Si él alimenta tu corazón con una devoción profunda, tu intimidad con él será aún más profunda. Si Dios actúa en nuestra mente, e impregna nuestros pensamientos con la verdad de su amor, nuestra mente se perfecciona. Dios siempre mejora todo aquello en lo que se involucra.

  Es posible que al inicio no mejore o puede ser que no se sienta mejor, pero esto es porque Dios trabaja de forma progresiva, no incompleta. En la cruz, Jesús dijo: "Consumado es", o "Todo se ha cumplido." Por lo tanto, si Dios no ha cumplido todo, ¡Dios no ha terminado!

 Las temporadas de espera pueden ser increíblemente incómodas y, a veces, dolorosas en extremo. Estas nos muestran que nosotros mismos no tenemos el control de las circunstancias y que cualquier control que creamos tener es una ilusión. El Señor actúa en nuestro favor, él es quien pelea nuestras batallas y eso nos pemitirá salir de los estanques en los que nos encontramos y en los que nunca podremos sanarnos por nosotros mismos.

 Lo vemos en el pasaje de hoy. El hombre del pórtico junto al estanque llevaba treinta y ocho años sin poder caminar. Casi cuatro décadas de espera. Casi cuarenta años de dudas. Durante treinta y ocho años, este hombre clamó por su mejoría y no experimentó nuestra transformación.

  Él no tenía prótesis, ni silla de ruedas, simplemente se arrastraba al estanque con la esperanza de que, una vez al año, las aguas se agitaran y en ese momento místico se pudiera producir su sanidad milagrosa. Este hombre experimentaba un grado de estancamiento por su condición.

  Jesús lo sabía y ,en consecuencia, ese día ocurrió una cita divina en el estanque de Betzatá. Jesús le preguntó a este hombre si quería ser curado y él enumeró varias excusas, mientras analizaba lo que percibía como una situación sin esperanza. Pero Jesús le dijo al enfermo que recogiera su camilla y caminara. Dios hizo una obra inexplicable que este hombre no merecía. Es decir, él recibió la gracia de Dios.

  El predicador británico Dr. Martyn Lloyd Jones dijo una vez: "si la gracia no suena escandalosa para la persona que la escucha, entonces no la estamos comunicando correctamente." Después de treinta y ocho años de espera, este hombre fue sanado en un momento. El tiempo que has lidiado con un problema no tiene que determinar cuánto tiempo lidiarás con él.

   Este hombre se levantó después de treinta y ocho años y recogió su camilla. Lo mismo que te retiene puede convertirse en lo que lleves en tus manos esta próxima temporada, si descansas, te afirmas y experimentas la habilidad de Cristo y su poder para sanar en tu vida.

  " El enfermo le respondió: Señor, no tengo a nadie que me meta en el estanque cuando el agua se agita; y en lo que llego, otro baja antes que yo. Jesús le dijo: Levántate, toma tu lecho, y vete. Y al instante aquel hombre fue sanado, y tomó su lecho y se fue. Pero aquel día era día de reposo " (Juan 5:7-9).

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