Tu provisión diaria

   Cuando pensamos en el papel que desempeña el pan en nuestra vida, es posible que imaginemos inmediatamente nuestro desayuno y las tostadas o el almuerzo y el relleno de nuestro sándwich favorito. A lo largo de la Escritura, el pan representa una forma de sustento diario. Implica que se satisfagan nuestras necesidades cotidianas y que se llene nuestra necesidad de satisfacción.

 En la narración del Antiguo Testamento, mientras los israelitas daban vueltas en el desierto, Dios les proporcionaba maná del cielo, como medio de sustento. Lo distribuía a diario, para que tuvieran que desarrollar continuamente una mayor confianza y dependencia de él. Jesús retoma este tema cuando enseña a los discípulos a orar.

 Él les instruye para que oren así: " Danos cada día nuestro pan cotidiano." La provisión de Dios sería entregada en partes, en lugar de ofrecer el cuadro completo de cómo serían satisfechas sus necesidades mientras andaban por el desierto. Dios siempre nos alimentará lo suficiente de tal forma que confiemos en él para el siguiente paso.

 El mayor deseo de Dios es que nos despertemos cada día y descubramos su provisión, mientras buscamos su rostro y anhelamos su corazón. Cuando busquemos al proveedor, la provisión vendrá. Ya sea para honrar nuestros compromisos financieros, para tener un techo, o para tener sabiudría en nuestras relaciones interpersonales, Dios abre un camino, día a día, momento a momento. Él te dará lo que necesitas, exactamente cuando lo necesites.

   Jesús promete satisfacer nuestras necesidades prácticas, físicas y personales. Él se preocupa y se interesa, pero también es Todopoderoso y puede resolver cada problema y cada apuro que enfrentes. Lo que él promete hacer, sin duda lo hará. Puede que no sea de la misma manera y, al igual que hicieron los israelitas al recibir el maná, tú también podrías preguntar"¿qué es esto?", pero lo que venga siempre será suficiente para lo que necesites y cuando lo necesites.

    Esto no signifca que, cuando oramos por el pan de cada día, podamos sentarnos y esperar a que Dios arroje la provisión en nuestro regazo; incluso los israelitas tuvieron que ir a recoger el maná y los discípulos tuvieron que participar en muchos de los milagros que produjeron, pero lo hacemos sabiendo que actuamos en colaboración con el creador del universo y, mientras caminemos con nuestros pies, él hace un camino con sus manos.

   " Jesús les dijo: Cuando ustedes oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todos los que nos deben. Y no nos metas en tentación. " (Lucas 11:2-4).

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