Cuando la preocupación provoca cansancio
¿Alguna vez te has despertado, de repente, en medio de la noche, con una carga pesada en el corazón? A veces, este tipo de peso proviene del Señor y será retirado cuando él haya cumplido su propósito. Por ejemplo, un impulso para orar o una fuerte motivación para hacer la voluntad de Dios. Otras cargas son causadas por el pecado que nos agobian hasta que los confesamos.
Pero las cargas regulares y diarias no son para que nosotros las llevemos. Tendemos a pensar que las preocupaciones son nuestro destino en la vida, como responsabilidades que debemos manejar sin "molestar" a Dios. Pero, en realidad, nuestro destino es caminar en obediencia a Dios y confiar en que él hará el trabajo en nuestra vida.
Renunciar a nuestro control sobre las cargas no significa que dejemos de pensar en ellas. Significa que las llevemos a Dios en oración, escuchemos su guía y bendecimos su nombre por cargar las preocupaciones en nuestro lugar. Nuestras preocupaciones no nos destruirán, si es que están puestas en el altar de Dios.
En esta temporada, ¿llevas una carga pesada? Dios quiere llevarla y a ti sostenerte en su mano. Es justamente eso lo que Jesús les dice a sus discípulos en el pasaje de hoy. Jesús libera a sus seguidores de las preocupaciones. Pero esto sucede solo cuando nos entregamos continua y consistentemente a su cuidado. Sólo podemos llevar nuestras cargas junto al Señor Jesús.
" Vengan a mí todos ustedes, los agotados de tanto trabajar, que yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallarán descanso para su alma; porque mi yugo es fácil, y mi carga es liviana." (Mateo 11:28-30).
Comentarios
Publicar un comentario