Tu cuerpo también es sagrado
¿Te has detenido a pensar que tu cuerpo no es sólo un envoltorio sagrado, sino parte esencial de tu vida espiritual?
Vivimos en una época de extremos: algunos idolatran el cuerpo, otros lo descuidan por completo. Pero hay una verdad eterna que no siempre vemos con claridad: a Dios le importa tu cuerpo.
No solo tu alma. No solo tus pensamientos. Sino también tu piel, tus huesos, y hasta tus músculos cansados al final del día. En pocas palabras, a Dios le importa cada parte de ti.
Pablo lo dice con una fuerza que no da lugar a las dudas: tu cuerpo es templo del Espíritu Santo.
Esta no se trata de una idea bonita ni de una profunda metáfora solamente, es una realidad: Dios decidió habitar en ti.
Durante siglos, se creyó que el cuerpo era inferior al alma, una especie de estorbo para alcanzar el plano espiritual. Pero el evangelio rompió esa mentira. Dios no solo vino para salvar almas, también vino a redimir personas y a salvarlas íntegramente: en cada aspecto de su vida y en cada parte de su ser. Jesús resucitó con un cuerpo glorificado, y hoy, tú y yo estamos llamados a honrar a Dios también con nuestro cuerpo.
Esto no tiene nada que ver con buscar cuerpos "perfectos" ni seguir estándares de belleza, pero sí tiene que ver con el cuidado, respeto, y la entrega de todo lo que somos al Señor. Tu cuerpo es parte d etu adoración.
Dormir bien , alimentarte con sabiduría, moverte con gratitud.... todos estos actos pueden ser tan espirituales como la oración misma.
¿Por qué? Porque al cuidar tu cuerpo, estás reconociendo que no te pertenece, sino que fue comprado por un alto precio.
Cuando Pablo habla de presentar nuestro cuerpo como sacrificio vivo en Romanos 12:1, no está pidiendo que hagamos grandes hazañas con él. Está invitándonos a que cada pequeño acto, desde cuidar tu salud hasta abrazar a alguien con ternura, sea una ofrenda a Dios. Porque tu cuerpo no es ajeno a la fe: es parte de cómo el Señor ama al mundo a través de ti.
Hoy, haz una pausa y pregúntate: ¿cómo puedo cuidar mi cuerpo como templo sagrado?
Puedes empezar por algo sencillo y profundamente santo como: descansar bien, respirar con calma o agradecerle a Dios por tener un cuerpo que aún puede levantarse, caminar y disfrutar el milagro de la vida.
" Huyan de la inmoralidad sexual. Cualquier otro pecado que el hombre cometa, ocurre fuera del cuerpo; pero el que comete inmoralidad sexual peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso ignoran que el cuerpo de ustedes es templo del Espíritu Santo, que está en ustedes, y que recibieron de parte de Dios, y que ustedes no son dueños de sí mismos?" (1 Corintios 6:18-19).
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