Yo soy el buen pastor
El Salmo 23 del 1 al 4, escrito por David hace varias generaciones, proclama a Jesús como nuestro buen pastor.
Jesús se anuncia explícitamente como el que infunde nuevas fuerzas, el que esperábamos desde hacía tiempo, el que iba a dar la vida por sus ovejas y cumpliría el plan de salvación de su Padre para toda la humanidad.
La imagen de Jesús como buen pastor, a la que se alude a lo largo de toda la Escritura, pero que se menciona explícitamente aquí, es una de las perspectivas más famosas que conocemos de nuestro Señor pues revela muchas facetas de su carácter.
Descubrimos a Jesús como nuestro protector, proveedor, consolador y guía. En nuestra ansiedad, su presencia es cierta. En nuestra inseguridad, su compromiso con nosotros es absoluto. En nuestro extravío, su disciplina nos conduce a casa. Él nos ama, nos cuida y nunca nos abandona.
Jesús ha asumido la plena responsabilidad de nuestra salvación eterna. No es un mercenario que nos cuida hasta que las cosas se pongan difíciles. Él está con nosotros hasta el final. Es algo que demostró enfáticamente cuando soportó la cruz por nosotros, sufriendo la muerte que nosotros deberíamos haber padecido, para que pudiéramos ganar la eternidad.
A diferencia de los pastores infieles de nuestra cultura- líderes autoproclamados que se dan prioridad a sí mismos-, Jesús es el pastor perfecto que lo da todo por sus ovejas. Nadie nos ama más. Nadie se preocupa tan profundamente. Nadie se ha sacrificado tanto por nosotros. Jesús es el mejor pastor de tu alma. Que sea él quien te guíe.
" Yo soy el buen pastor; el buen pastor da su vida por las ovejas." (Juan 10:11).
Comentarios
Publicar un comentario