Superar los tiempos de prueba

   Dicen que la guerra espiritual en la vida del creyente es a menudo un signo de gracia inusual. Es la unción, la presencia poderosa de Dios en un creyente, lo que llama la atención del enemigo. Es como si el aceite de la unción ¡atrajera a las moscas!

 Esto se debe a que allí donde somos más vulnerables es a lo que damos más valor. Para algunos, es su negocio o las finanzas que pueden decaer. Para otros, será su integridad o su reputación las que se pueden poner en tela de juicio. Es posible que importantes relaciones se vean amenazadas.

 En los versículos 31-32 del pasaje de hoy, Jesús le dice a Pedro que Satanás ha pedido zarandearlo como a trigo. Pero luego le asegura que está orando por él, para que su fe no desfallezca. En otras palabras, el Señor no envió la prueba, pero tampoco la detuvo... Permitió la prueba. Cualquiera que sea la fuente, la prueba te presionará y te obligará a replantearte honestamente dónde encuentras tu confianza, estabilidad y sensación de seguridad. 

 La presión tiene el propósito de purificar. La prueba es para nuestra santificación. Cuando todo se tambalea, podemos permanecer firmes y mantenernos en pie, pero esto es posible, si edificamos sobre cimientos indestructibles, inamovibles y eternos.

 Al igual que ocurrió con Simón Pedro, el Señor está de tu lado. No serás probado más de lo que él sabe que puedes soportar. Podrás vacilar, pero tu fe no fallará, y saldrás de la prueba refinado, revitalizado y con la mente renovada.

 " El Señor dijo también: Simón, Simón, Satanás ha pedido sacudirlos a ustedes como si fueran trigo; pero yo he rogado por ti, para que no te falte la fe. Y tú, cuando hayas vuelto, deberás confirmar a tus hermanos." (Lucas 22:31-32).

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