Los dos lados de la justicia
Cuando leemos versículos como en el pasaje de hoy, nos enfrentamos a dos sentimientos opuestos. El primero de ellos tiene que ver con la familiaridad que experimentamos al leer las palabras del autor, pues su tono meláncolico y reflexivo nos muestra una realidad que nosotros mismos experimentamos día a día, y en la que, desafortunadamente, la corrupción prevalece la justicia. El segundo sentimiento que nos invade es la frustración. Aún tratándose de una situación común, no deja de asombrarnos que a los malos nos vaya tan bien, y cada vez que nos enfrentamos con la injusticia, la ira nos invade aumentando incluso nuestro ritmo cardíaco. Si todos los días escuchamos historias de injusticia, ¿por qué nos sorprenden tanto? Si se supone que somos adaptables a las circunstancias de la vida, ¿cuál es la explicación de que nuestra reacción ante lo injusto sea siempre la misma? Basta con entrar a un portal de noticias en internet para encontrar otro caso que despierte nuestra indignación.