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Mostrando las entradas de marzo, 2024

Un silencio ensordecedor

    Cuando Dios guarda silencio, nunca es fácil.    En contraposición al continuo afán de la Semana Santa, el sábado es un día de calma y quietud desconcertante. No sólo se trataba del sabbat judío, un día de reposo colectivo, sino que también era el día en que Jesús, la luz del mundo, yacía inmóvil y silencioso en una tumba oscura y fría.  El Sábado Santo marca ese momento de quietud, a veces confuso, que se encuentra entre la angustia y la alegría. Es una estrecha frontera entre la desolación y la esperanza. Por tanto, incluso hoy, es una oportunidad para detenernos y reflexionar sobre nuestra propia vida.   Incluso la Escritura guarda silencio en el Sábado Santo. La única referencia significativa del tiempo entre la muerte y la resurrección de Cristo se encuentra en el capítulo 27 de Mateo.  En el pasaje de hoy se percibe algo de nerviosismo en la élite religiosa. Había algo en el aire- algo sobre este Jesús- que susurraba al mundo: "esto aún no ha terminado." Esto se encu

Un camino de sufrimiento

     En este Viernes Santo, acompañemos a Jesús en la "Vía Dolorosa" siguiendo sus últimos pasos hacia el Calvario. Es un momento de serenidad y profunda reflexión, así que baja tu ritmo mientras nos encontramos con el Dios vivo, aquel que, en este día de gran significado, abrazó la muerte por nosotros para liberarnos de nuestros pecados.  Isaías 53:4-6 explica más detalles de los sufrimiento de Jesús en la cruz. Esto ya estaba profetizado años antes de que Jesús viniera a este mundo. El Viernes Santo es un día lleno de tensión, angustia y drama. EL teólogo Philip Yancey, lo describe de esta manera: "El poder del mundo, el sistema religioso más avanzado de su época, unido al imperio político más influyente, se enfrenta a una figura solitaria, el único hombre perfecto que ha vivido jamás."  En la época de Jesús, sus seguidores probablemente se hacían esta pregunta: "¿Cómo llegamos a esta situación?" El apóstol Juan nos ofrece una descripción breve de la cru

Un paso de obediencia

   La semana de la crucifixión de Jesús está llena de contrastes intensos: hay momentos de luz y sombra, de actividad y calma, de vida y muerte.  El Jueves Santo no es diferente. Es un día lleno de actividad, con momentos de comunión prolongados y encuentros de profunda oración. Cristo se desplaza con un propósito claro entre Betania, Jerusalén y el Monte de los Olivos, y termina este día dramático siendo arrestado por Caifás.  Hay mucho que contar, pero hoy vamos a centrarnos en dos momentos destacados de la vida de Jesús que son especialmente dignos de reflexión. Analicémoslos detenidamente.   El primer momento es en medio de su sufrimiento. Jesús eligió servir a los demás en lugar de preocuparse por sí mismo.   Juan 13:3-5 describe este pasaje donde Jesús eligió servir a sus discípulos aún en medio de su sufrimiento. A menos de un día de su crucifixión, Jesús, el Señor de todo, lavó los pies de sus discípulos. El Rey supremo dedicó sus últimos momentos para actuar como el siervo más

Un momento de quietud

    Al amanecer del Miércoles Santo, un día antes de la Pascua y dos días antes de la crucifixión de Jesús, el plan de Dios para la redención de la humanidad estaba llegando a su momento más crucial de la historia.  El Miércoles Santo no es un día que los autores de los evangelios enfatizan mucho. Parece ser un día relativamente tranquilo en la vida de Jesús, sin eventos sobresalientes registrados.  Lucas señala a grandes rasgos que "cada día Jesús enseñaba en el Templo, y cada tarde salía a pasar la noche en la colina llamada Monte de los Olivos."Sin embargo, los movimientos específicos de Cristo no se describen con detalle.  Después de una emocionante entrada triunfal el domingo, seguido por las mesas volteadas del lunes y los tensos enfrentamientos vulnerables del martes, el miércoles trae una delicada- casi frágil- sensación de pausa.   El Miércoles Santo brindó a Jesús y a sus seguidores la oportunidad de tomar aliento, reflexionar sobre lo ocurrido y prepararse para lo

El camino del reino

  El Martes Santo fue un día ocupado para Jesús. En tan sólo unas horas, lo vemos haciendo varias cosas diferentes como discutiendo en el Templo, enseñando en el Monte de los Olivos y pasando tiempo con amigos en Betania.  La Biblia nos muestra una imagen clara. Jesús es un hombre con una misión y propósito definidos y que cuidadosamente organiza sus últimas horas para compartir su reino con aquellos que están dispuestos a recibirlo en sus corazones. Entonces, me pregunto:¿Tu corazón está abierto hoy para recibir a Jesús? El Martes Santo se centra principalmente en el creciente enfrentamiento entre Jesús y las autoridades judías. Mientras que un día antes, en el templo, Jesús dio una impresionante lección acerca de la purificación de la casa de Dios, el martes se caracterizó por sus enseñanzas a través de parábolas, especialmente dirigidas a los líderes religiosos.  En el pasaje de hoy vemos una de estas parábolas. Uno se puede imaginar la tensión que se produjo cuando estas palabras r

Un fuego purificador

 Durante esta semana de peregrinación, nos sumergiremos en el recorrido de Jesús hacia la cruz y juntos, nos adentraremos en la hermosa historia de la "Semana Santa." Así que, dispongamos nuestro corazón y permitamos que Dios nos hable a través de estos momentos conmovedores.  En los días previos a la crucifixión, Jesús estuvo extremadamente activo. Los eventos que fueron profetizados en el Antiguo Testamento se desarrollaban con una intensidad creciente hacia su inevitable desenlace. Cada paso, cada momento acercaba a Jesús al punto crucial de su propósito, a la asombrosa obra maestra de redención divina.   Después de su entrada triunfal en Jerusalén, Jesús pasó la noche en la tranquila Betania. Al día siguiente, volvió a la ciudad y se puso en marcha de nuevo, esta vez, al Templo.  En el pasaje de hoy, Marcos describe a Jesús en el Templo. Esto está descrito en Marcos 11:15-17. ¿Puedes imaginarte la escena? El Jesús del Lunes Santo no es el Jesús pasivo, aquel que a menudo

Un encuentro con el Creador

   Esta semana, hemos observado los milagros de Jesús y hemos observado como revelan sus propósitos redentores. El viaje continúa hoy.   Los silencios de Dios no son fáciles de sobrellevar. Esto les ocurrió a los discípulos cuando se enfrentaron a una tormenta, el pánico se apoderó de ellos. A pesar de todo lo que sabían sobre Jesús, se precipitaron directamente al peor escenario. "¡Nos vamos a ahogar!"En medio de la tormenta, olvidaron quién estaba con ellos. Esto también nos pasa con frecuencia a nosotros.  Pero presta atención a la respuesta de Jesús: Él se levantó, y en un instante, transformó toda la escena: De las olas, el viento y el caos, Jesús trajo paz, serenidad y calma. De un momento a otro, todo cambió. Jesús tenía el control, de hecho, nunca había dejado de tenerlo. Mientras el agua se asentaba, la naturaleza de Cristo resplandecía. El rey de la creación estaba ahí y los vientos y el mar le obedecían.  Al igual que otros milagros de Cristo, este relato sirve de

El poder del servicio

     A lo largo de esta semana hemos reflexionado acerca de los milagros de Jesús y cómo estos nos revelan los grandes planes redentores de Dios. Al estudiar los milagros de Cristo, hemos tenido un encuentro con el Dios que nos ama, nos provee y nos salva.   Hoy contemplamos al Dios que sirve. Que el rey de la creación se convierta en siervo es quizá el milagro más inesperado de todos.   Aunque no hay un milagro evidente como en los pasajes de días anteriores, el pasaje de hoy, que se desarrolla durante la última cena, una de las frases de Jesús resulta extraordinaria: "... estoy entre ustedes como uno que sirve."  Es un asombroso revés para nuestros sistemas humanos de orden y jerarquía. Jesús, Señor de todo, en el umbral de la cruz, horas antes de su arresto en Getsemaní, se declara siervo. El más grande se hace el más pequeño. En ese momento, todos los demás milagros se replantean. Nuestra perspectiva cambia. Nos damos cuenta de que el poder sobrenatural de Jesús nunca se

¡Niña, levántate!

    Este es un buen momento para hacerse las siguientes preguntas: ¿Qué área de mi vida parece estar muerta o agonizando? ¿Se ha desvanecido el propósito? ¿ Se ha evaporado la esperanza?  A lo largo de esta semana, previa a la pascua, hemos reflexionado acerca de los milagros de Jesús en la tierra, a fin de conocer al Dios poderoso que obra a detrás de ellos.  Hemos comprendido que todo lo que Jesús hizo cuando estuvo en la tierra tenía un fin más grande: la redención de la humanidad. Toda la vida de Cristo fue un motivo, el indicio de algo mayor. Cada milagro revelaba sus propósitos eternos. Cada palabra manifestaba su identidad mesiánica.  Jesús era la expresión viva y tangible del plan divino de salvación de Dios. El reino de los cielos había llegado.  Hoy nos enfocaremos en Jesús como aquel que nos trae de vuelta a la vida.  Los cuatro evangelios describen la resurrección de Cristo. Sin embargo, tres de ellos recogen también alguna otra ocasión en la que Jesús resucita a una person

La quinta sinfonía de la fe

     Durante esta semana reflexionaremos sobre los milagros de Jesús mientras disponemos nuestro corazón para la Pascua.    Las manifestaciones terrenales del poder sobrenatural de Cristo nos ayudan a comprender su obra divina de salvación. Es como un rompecabezas que se va completando progresivamente y revela de manera magistral una imagen de los propósitos del reino de Dios.  Los milagros de Jesús eran solo una pequeña parte del plan maestro de Dios y servían para mostrar quién era él. En consecuencia, al estudiar los milagros, descubrimos quién está detrás de ellos.   Como mencionamos ayer, los motivos son patrones y no se limitan a la literatura. También aparecen en las composiciones musicales. Los motivos musicales son pequeñas melodías que se repiten a lo largo de un arreglo. Quizá el motivo más famoso de la música clásica occidental se encuentre en la Quinta Sinfonía de Beethoven.   En el pasaje de hoy, Jesús alimenta milagrosamente a más de cinco mil personas y se revela como e

El sanador

     Estos días previo al inicio de Semana Santa, representan un período de mucha relevancia, y nos llevan a reflexionar los pasos de Jesús hacia la cruz. Hoy te invito a que juntos participemos de este tiempo de preparación, y dispongamos nuestro corazón para el encuentro con el verdadero Rey.  A lo largo de esta semana contemplaremos los milagros de Jesús y consideraremos cómo cada uno de sus actos, de hace dos mil años, continúan siendo relevantes hoy. Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre.   En el pasaje de hoy, Cristo se presenta como el sanador. No sólo del cuerpo, sino también del alma. Para entender más de este tema hay varios motivos para explicar:  Los grandes clásicos de la literatura tienen algo en común: utilizan motivos. Un motivo es un patrón. Es una idea implícita que se repite y se entreteje a lo largo de una historia para llamar la atención de los lectores sobre un tema más amplio. Los motivos convierten historias sencillas en verdaderos tapices artísticos, por e

Jehová Tsidkenou, el Señor nuestra justicia

  Es evidente que la injusticia y la impunidad se han extendido por doquier, afectando desde los ámbitos políticos hasta el día a día de las personas. El mal parece haberse alojado en nuestra sociedad, dejándonos con la sensación de que poco o nada cambiará. Esta realidad no sólo afecta nuestra perfección de justicia sino que también afecta nuestra sensación de vulnerabilidad, ya sea el transitar por las calles, en el tráfico, o incluso en nuestros hogares.   Lamentablemente, este caos no escapa de los entornos religiosos, aquellos que deberían ser pilares de fidelidad, justicia y amor divino, a menudo también se ven involucrados en escándalos que van desde la tergiversación de doctrinas hasta faltas morales graves. Esta situación nos lleva a cuetsionarnos si aun en estos escenarios prevalecerá la corrupcción y la inmoralidad. ¿Acaso Dios no está vigilando?  En el tiempo de los reyes, la idolatría se destacó como el pecado que más dañó causó a la relación entre Israel y el Señor, pero

Jehová Nissi, el Señor es mi estandarte

      Aunque las batallas que hoy enfrentamos no es como en los tiempos bíblicos, los cristianos si estamos dentro de una guerra espiritual. La Escritura dice que nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados y potestades (Efesios 6:12). Nosotros no enfrentamos a naciones y ejércitos hostiles, pero aún enfrentamos ciertas dificultades. Es decir, estamos frente a un campo de batalla constante, una guerra espiritual que, a menudo, trae recupersiones en nuestra vida cristiana.    El pueblo de Dios en el Antiguo Testamento se vio envuelto en diversos conflcitos armados, luchando contra pequeñas naciones y grandes imperios. Sin embargo, un rasgo común es que Dios permanecía junto a Su pueblo en las batallas.   La Biblia relata momentos en que las victorias parecían ser muy díficiles, pero Dios intervino de manera milagrosa. Esto es algo que nos debe llenar de gozo y fortaleza, ya que el Señor pelea nuestras batallas.   Aunque Satanás, descrito como "el león rugient

Jehová Rafa, el Dios que sana

     Todos los días nos encontramos con noticias de que vecinos, familiares y amigos que se enfrentan a algún tipo de enfermedad, desde la más grave hasta la más simple. Las enfermedades son una realidad innegable y representan la principal causa de muerte en el mundo. Aunque la OMS es incapaz de determinar el número exacto de enfermedades que existen, es indiscutible que son miles, y según afirman, siguen creciendo cada día.  Además de escuchar de las enfermedades de otras personas, todos en algún tiempo hemos atravesado por una de ellas. Hemos pasado tiempo en hospitales, sometiéndonos a pruebas, consultas o buscando atención médica. Como creyentes, contamos con el privilegio no sólo de recurrir a profesionales de la salud, sino también de clamar por la intervención divina ante la enfermedad.   El pasaje de hoy nos transporta a la travesía del pueblo de Israel a través del desierto. Después de 3 días de caminata, se enfrentaron a la escasez de agua. Al llegar a una zona conocida como

Jehová Jireh, el Dios que provee

     Después de años de espera, Abraham y Sara finalmente recibieron a su amado hijo, Isaac, como el cumplimiento de la promesa de Dios. Abraham siguió de cerca el crecimiento y desarrollo de Isaac, encontrando alegría y deleite en cada etapa de su vida. Sin embargo, un día, Dios le pidió a Abraham que hiciera algo inimaginable: debía ir al monte Moriah y ofrecer a su hijo como sacrificio a Dios.   Es tan díficil imaginar lo que Abraham sintió en ese momento. Él había esperado durante tanto tiempo a su amado hijo, y ahora Dios le pedía que lo entregara.  ¿ Qué habrías hecho tú en su lugar? La experiencia de Abraham nos hace reflexionar sobre cómo manejamos las bendiciones que recibimos de Dios. ¿Estaríamos dispuestos a sacrificar todo por nuestro amor hacia él? Abraham lo hizo, y obedeció, llevando a Isaac con determinación a cumplir la voluntad de Dios.    Pero aquí está lo asombroso: A pesar de la difícil prueba, la fe de Abraham en el amor y la fidelidad de Dios permaneció intacta.

Yo soy el que soy

   ¡ Todos buscamos estabilidad! ya sea en nuestras actividades cotidianas, en lo relacional, en lo económico, en nuestra fe. Siempre estamos buscando seguridad y garantías para evitar sorpresas y desilusiones en nuestro camino.  Esto también lo podemos ver en la Escritura: cuando el Señor eligió a Gedeón para dirigir al pueblo contra los madianitas, Gedeón pidió señales que confirmaran que Dios estaba con él. Al conceder a Ezequías 15 años más de vida, Dios hizo que la sombra retrocediera diez grados en el reloj de Acaz como prueba del favor divino. Tomás necesitaba ver para creer que Jesús había resucitado, y así varios ejemplos.   Como podemos ver, la búsqueda de seguridad y certeza es parte de nuestra naturaleza humana. No obstante, a través de ka vida de Tomás, Jesús nos da una gran enseñanza: son bienaventurados aquellos que creen sin tener pruebas específicas. La certeza de Dios no está en lo sobrenatural, sino en una fe firme en el poder de su nombre.    Cuando Dios llamó a Moi

Marta y María: Entre el servicio y la adoración

      En la historia que acabamos de leer vemos que Jesús es invitado a la casa de María y Marta. Ellas dieron una cena y Jesús era su invitado de honor.      Del pasaje de hoy aprendemos que: Primero, Marta y María recibieron a Jesús con un corazón dispuesto a honrar su presencia. Es decir, tal como ellas, nosotros podemos recibir a Jesús en nuestro hogar como invitado de honor. Hoy te invito a reflexionar: ¿qué tan bien recibido es Jesús en tu hogar? ¿Tu corazón está dispuesto a honrar su presencia?   Segundo, los versículos 2 y 3 describen las diferentes actitudes del corazón. Marta servía a Jesús, Lázaro estaba conversando con él a la mesa y María estaba honrándolo. Existen diferentes formas en las que podemos honrar a Jesús, en este caso, María lo hizo con un corazón sincero y humlide.   Tercero, los versículos 7 y 8, nos enseñan que podemos honrar a Jesús con lo que hacemos. Jesús corrigió a Judas, quién ridiculizó a María por derramar sacrificialmente su valioso perfume en sus p

Sara y la alegría de lo inesperado

      El reino de Dios está lleno de maravillas sin fin, incluso hay algunas que sobrepasan nuestra imaginación. Pensemos en el caso de Sara por un momento. Ella ya estaba en la tercera edad cuando Dios le prometió un hijo.     Saray se emocionó, organizó su tienda para la llegada de su bebé y adquirió ropa de maternidad, pero su hijo no llegaba. Catorce años después, Abram ya casi con 100 años y Saray con noventa, levantaron la mirada para contemplar por largo rato un cielo silencioso. Entonces, Dios los visita y les dice que es hora de elegir el nombre para su hijo.    ¿Cómo reaccionarías tú si recibieras una noticia como esa? Abram y Saray tienen la misma respuesta: risas. Se ríen, en parte , porque a esas alturas era imposible  que Saray pudiera quedar embarazada y, por otro lado, porque, a pesar de todo, la esperanza había resurgido. Se ríen porque habían perdido la ilusión, pero cuando nace de nuevo es gracioso y absurdo antes de tornarse de real. Se ríen por la locura que es tod

Una lección de fe y determinación

     El plan de la mujer, en el pasje de hoy, fue muy osado. De acuerdo con las leyes de la época, las mujeres impuras no podían tocar a nadie, menos aún al Hijo de Dios. No cabe duda que en momentos de desesperación tomamos medidas extremas.  Por doce largos años, esta mujer había sufrido de hemorragias que la debilitaban, la enfermaban físicamente y la calificaban como inaceptable ante la sociedad.     Los médicos de aquel tiempo no habían podido aliviar su sufrimiento. Ella gastó todo lo que tenía buscando sanidad, pero en lugar de mejorar, empeoraba más (versículo 26). El verdadero milagro en esta historia es que su fe permaneció saludable y ella tenía la convicción de que podría ser sanada, a pesar de que todo su cuadro clínico indicara lo contrario.  Cuando ella escuchó acerca de un hombre que había sanado a tantas otras personas, fue directamente a Capernaum. Después de un viaje de 48 kilómetros caminando, la mujer se acercó silenciosamente por detrás de Jesús, en medio de la mu

María: Valentía y fe ante la adversidad

     María es el ejemplo perfecto de que la obediencia, a menudo, trae gozo, pero también dolor. En el versículo 38 del pasaje de hoy, vemos que María se rinde totalmente a Dios y le dice al ángel: "Aquí tienes a la sierva del Señor... que él haga conmigo como tú has dicho." Esta decisión de María la llevaría a enfrentar la verguenza social de tener un hijo fuera del matrimonio y más adelante presenciaría a su hijo en su propia ejecución.    A veces nos preguntamos lo mismo: ¿Qué motivó a María a estar siempre presente con todo su ser y en completa devoción? A pesar de que se sentía sorprendida, ella reflexionaba en las palabras del ángel: " La salvación vendrá a través del hijo que llevas en tu vientre. " Con el paso del tiempo, María se aferró a esa verdad y confiaba en que Dios estaba con ella y desarrolló la capacidad de discernir su amor redentor que abre camino en medio de un mundo roto para rescatar todo lo que creíamos perdido.     La confianza inamovible qu

Fe y generosidad, el legado de Lidia

       Lo que se conoce sobre Lidia es muy poco, sabemos que provenía de una ciudad que fabricaba telas púrpuras y que tenía muchos recursos económicos. Lidia era una mujer de negocios que fabricaba y vendía las  costosas telas de púrpura, pero tenía un corazón que buscaba adorar al Señor. Puesto que ella era una gentil, su acceso a una sinagoga era bastante limitado, pero fue en la orilla del río donde ella encontró el lugar que pertenecía.     Mientras el apóstol Pablo hablaba, la Biblia dice que Lidia escuchaba y el Señor abrió su corazón. La palabra griega para "escuchar" significa que era un proceso continuo. En otras palabras, Lidia había escuchado antes a los que predicaban a la orilla del río y su relación con Dios había crecido, sin embargo, había algo muy diferente en esta ocasión. EL Señor abrió su corazón a su misión en este mundo.     La historia narra que Lidia fue la primera europea en convertirse al cristianismo. Sin embargo, ella no sólo abrió el corazón, sin

El antídoto para el miedo

       Durante mucho tiempo, uno de los grandes desafíos que han enfrentado los seres humanos es el miedo. Desde niños hemos tenido el miedo a la oscuridad y a lo desconocido, pero a medida que crecemos, las fuentes de temor cambian, sin embargo el miedo está presente y hasta cierto punto, es algo natural.    Todos tenemos miedo pero no podemos dejarnos dominar por él hasta el punto de caer en el pecado. La presencia del Señor está siempre a nuestro lado, protegiéndonos, llenándonos de paz y es el mejor antídoto para combatir el miedo.  En la antiguedad, Israel era una de las naciones más pequeñas, rodeada de vecinos gigantescos como los egipcios, los filisteos, los asirios y los babilonios, y era asediada por grandes imperios como el griego y el romano. Pero a pesar de su propio tamaño, Israel siempre contó con la protección del Señor de los ejércitos, garantizando que, independientemente de sus propios enemigos, Dios protegería a su pueblo.   En el pasaje de hoy, el Señor se presenta